Hay quienes dicen que los
políticos se desayunan, cada mañana, tragándose un sapo.
Oiga, amigo guardia, es sólo una forma de decir lo que, cada
mañana, cuando los políticos leen o escuchan en los medios
de información tienen que soportar porque, unos les dirán lo
que quieren leer o escuchar y otros, sin embargo, les dirán
lo que no quieren ni leer ni escuchar .
Servidor tiene la creencia ,quizás equivocada, de que los
políticos, ante todo deben ser unos grandes encajadores como
si, cada mañana, cuando desayunan estuviesen interviniendo
en un combate de boxeo.
En el noble deporte de las doce cuerdas, aunque algunos lo
consideren una barbaridad, lo de “fajarse” con el contrario
le puede llevar a perder el combate mientras, por lo
contrario, tiene una gran oportunidad de vencerlo si es un
experto en “encajar”. Ser un buen “encajador” en el boxeo,
es tener las mayores oportunidades de conseguir el triunfo
sobre el contrario. Por poner un ejemplo, basta con ver
alguna película de Roky, y se podrá comprobar, con toda
facilidad, como el boxeador, ganó todos los combates gracias
a sus grandes dotes de “encajador”.
Y es que saber “encajar” los golpes que le lance el
contrario, es apostar por una victoria segura. Primero
porque el “encajador”, hace que el contrario vaya
debilitando sus fuerzas de tanto lanzarle golpes y más
golpes, muchos de ellos al aire que es lo que más debilitan
las fuerzas de los boxeadores. Y segundo porque, cuando el
contrario se queda sin fuerzas, es fácil lanzarle a la lona
por la cuenta de diez ya que, sus fuerzas están tan
debilitadas que un sólo golpe recibido le puede mandar a la
lona.
Si los políticos, en vez de desayunarse con un sapo,
aprendiesen este sistema del noble deporte de las doce
cuerdas, seguro que acababan con sus contrarios sin muchos
esfuerzos. Todo consiste en saber “encajar” los golpes que
le lancen, esperando el momento oportuno para lanzar ellos
el suyo que lancen a sus contrarios a la lona.
El no saber “encajar” los golpes de los contrarios y tratar
de ganar los combates “amañándolos”, además de ser una
cobardía están expuestos, en cada momento, al chantaje de
los contrarios, que se han dejado caer en la lona por la
cuenta de diez, asalto antes o asalto después, dependiendo
del dinero que le hayan pagado por dejarse caer.
En ocasiones, aunque algunos lo puedan dudar, estas cosas
pasan y algunos políticos en vez de dedicarse a “encajar”
los golpes de los contrarios, tratan de “amañar” el combate,
sin esperar a tener la oportunidad, que seguro les llegará,
de enviar a la lona a sus enemigos
Esos políticos, los que se asustan y “amañan” los combates,
son unos cobardes sin personalidad que se someten al
chantaje de cuatro “pamplinas” que ni boxear saben.
Pero son esos, los “pamplinas” los que nos enseñan, cómo hay
que tratar a determinaos políticos, “amañadores” de
combates, para poder conseguir incluso unas subvenciones y a
vivir que son tres días.
Nunca me gustó este sistema de cobardía, pero existe.
|