Una vez más, y ya van dos en
relativo poco tiempo, los vehículos que son almacenados en
un lugar muy concreto del muelle de poniente, han vuelto a
ser pasto de las llamas creando con ello, la consiguiente
alarma entre los ciudadanos que sin saber lo que ocurría,
sólo podían mostrar la incertidumbre y la preocupación de
quienes comprueban en la lejanía una espesa columna de humo
negro próxima a zona portuaria. La inquietud fue diluyéndose
en tanto se pudo conocer que se trataba de un fuerte
incendio, provocado eso sí, en el que cayeron pasto de las
llamas numerosos vehículos apilados en la llamada ‘jaula’ y
que son fruto de decomisos policiales.
Iban a ser trasladados de ese lugar justamente en breve,
pero ‘desgraciadamente’ y como la vez anterior -hace menos
de un año- que también iban a ser trasladados, han sido
pasto de descomunales llamas. Un incendio con evidentes
signos de haber sido provocado, como la otra vez. Las
culpas, “probablemente de los indocumentados que campan a
sus anchas habitualmente por las escolleras del puerto”, se
comentó durante las tareas de extinción, aunque los coches
seguían ahí, un año después y a mano de los indeseables
pirómanos que, con facilidad y por probablemente escasa
vigilancia. pudieron acceder -otra vez- para convertir esta
concreta zona del muelle de poniente en una ‘falla’ a lo
ceutí.
Distinto fue el incendio, mejor dicho la quema provocada
oficialmente por la Delegación del Gobierno para destruir
nada menos que 3.600 kilogramos de hachís que fueron
interceptados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado a lo largo de este año y que alcanzarían un valor en
el mercado de 5 millones de euros.
Los datos aportados por esta institución en lo que se
refiere a la lucha contra el narcotráfico son realmente
importantes: Un total de 326 detenciones (90% de
marroquíes), 140 vehículos intervenidos, y más de 16
kilogramos de cocaína interceptada por un valor de 1 millón
de euros que se añaden a la cifra de hachís decomisado. En
definitiva, este tipo de incendios -quema- sí merecen la
pena.
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