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                     Desde que se iniciaran los 
					trabajos de redacción del futuro Estatuto de Autonomía, 
					muchas han sido las cuestiones planteadas en el seno de la 
					Comisión creada al respecto desde las diferentes formaciones 
					políticas, centrales sindicales, organizaciones 
					empresariales y sociales. Todo ello, al objeto de alcanzar 
					el mayor consenso posible en su redacción final para 
					conseguir un documento sensibilizado con las cuatro culturas 
					que conviven en nuestra sociedad; cristianos, musulmanes, 
					hebreos e hindúes.  
					 
					El principal problema planteado y que, ha provocado la 
					salida de UDCE y PDSC de la mencionada Comisión, fue la 
					petición de cooficialidad del árabe. Planteamiento que obvia 
					el artículo 3, punto 1 del Título Preliminar de la 
					Constitución Española que textualmente dice “El castellano 
					es la lengua española oficial del Estado. Todos los 
					españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a 
					usarla.  
					 
					Debemos señalar que, el árabe es una lengua que nació en 
					Arabia Saudí y por tanto, no puede pretender gozar del mismo 
					reconocimiento que la de Cervantes. No obstante, sus 
					defensores deberían tranquilizarse ya que, la lengua del 
					Corán goza de suficiente protección en nuestra ciudad. No 
					obstante, la inquietud de estas formaciones debería 
					dirigirse a subsanar las deficiencias en el aprendizaje y 
					correcta utilización del castellano y demás lenguas 
					oficiales de la Unión Europea, que permita la entrada en el 
					mundo laboral con las mayores garantías de este colectivo . 
					 
					Por tanto, queda suficientemente esclarecida la cuestión 
					lingüística así como, sus posibles interpretaciones. 
					Cualquier otra petición discordante con los términos 
					contenidos en la Constitución, como pudiera ser, la 
					formulada en la Comisión de Presidencia que estudia la 
					reforma del Estatuto de Autonomía desde las formaciones de 
					carácter musulmán, en el sentido de introducir el árabe como 
					lengua cooficial, es claramente inconstitucional. 
					 
					Las posiciones respecto a esta petición, manifiestamente 
					inconstitucional, son varias. Sus detractores, acusan que 
					esta solo busca la marroquinización de nuestra ciudad para 
					alcanzar, en un futuro no muy lejano, la anexión al reino de 
					Marruécos. Los proponentes y defensores, lo justifican 
					exclusivamente en que esta es la lengua materna de un 
					importante número de ceutíes. 
					 
					En definitiva, una u otra posición puede estar en posesión 
					de la verdad o no, pero lo que es totalmente cierto es que, 
					el árabe no es una lengua española sino todo lo contrario, 
					es una lengua nacida en un país lejano y por ello, cualquier 
					petición respecto a su cooficialidad incumple completamente 
					lo establecido en nuestra Constitución. 
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