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					En la siguiente entrevista, Francisco Javier nos explica 
					como es su vida en el centro de alto rendimiento de Trasona 
					y como llegó allí. 
					 
					¿Cómo fue y por qué la primera vez que te subiste a una 
					piragua? 
					 
					La primera vez que me puse delante de una piragua y me subí 
					a ella fue cuando tenía diez años, mi pasión por este 
					deporte me llegó principalmente por mi padre que me inculcó 
					el amor por este deporte, él era amante del kayak y mi tío 
					también contribuyo ya que era un amante de la canoa. 
					 
					¿Como te va por el centro de alto rendimiento de Trasona? 
					 
					Bastante bien, estoy muy contento de estar aquí y de 
					practicar este deporte que tanto me gusta, aunque siento 
					mucha añoranza de mi tierra, de mi club los delfines donde 
					tengo grandes amigos y sobre todo de mi familia. 
					 
					¿Cuéntanos qué haces cualquier día de la semana en 
					territorio asturiano? 
					 
					Nos levantamos muy temprano, sobre las siete y cuarto de la 
					mañana, desayunamos a las ocho y media hora, después, es 
					decir a las ocho y media, entramos en el instituto. Aquí los 
					estudios son tan importante como los entrenamientos 
					deportivos. A las catorce y media salimos del instituto y a 
					las tres de la tarde comemos, a continuación tenemos tiempo 
					para estudiar. A las cinco y media de la tarde comenzamos 
					los entrenamientos que duran aproximadamente tres horas y 
					media. A las nueve de la noche en alguna que otra ocasión 
					vamos al fisioterapeuta y a continuación a cenar. A las once 
					de la noche nos vamos a dormir. Esto es muy duro, compaginar 
					estudios y entrenamientos no es nada fácil. Pero yo quiero 
					triunfar en este deporte y por ello cada día pienso en 
					superarme y venirme arriba ante las adversidades. 
					 
					¿Qué aspiraciones tiene Francisco en un futuro? 
					 
					Como cualquiera de los deportistas que hay aquí, me gustaría 
					formar parte del equipo de categoría nacional y que este sea 
					el trampolín para acceder a pruebas internacionales, aunque 
					esto es muy difícil, ya que hay mucho nivel, pero la ilusión 
					y las ganas no me van a faltar para que mis sueños 
					deportivos se conviertan en realidad. 
					 
					¿Añadirías algo? 
					 
					Sí, quiero enviar un fuerte abrazo a mi entrenador Alberto 
					del club los Delfines y a todos mis compañeros y amigos de 
					los delfines, pues les echo mucho de menos y por supuesto a 
					mi familia, sin la cual esto no hubiera sido posible, porque 
					en todo momento me apoyaron y animaron a continuar haciendo 
					deporte y a venirme a Asturias para seguir mejorando. 
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