Yolanda Bel, la portavoz
del PP, compareció el viernes pasado, en conferencia de
prensa, para cumplir con su cometido en relación con la que
se le ha venido encima a José Luis Morales, consejero
de la Presidencia, tras su respuesta inoportuna y de tono
desabrido a Gonzalo Sanz, secretario de Movimientos
Sociales del PSOE, por unas declaraciones de éste.
La defensa que hizo YB de su compañero, JLM, para justificar
el maltrato que éste le había dado al militante socialista
GS, de profesión bombero, se basó en que el consejero de la
Presidencia había ejercido su derecho a expresarse con
libertad. Algo de lo que no voy a hablar hoy; por más que la
libertad de expresión es frase que permite sacarle mucho
partido en una columna.
Y no lo haré porque me ha parecido mucho mejor hacer
comentario de la nota difundida por algunos periódicos dando
cuenta de la aparición pública de la portavoz del Gobierno
presidido por Juan Vivas. Una nota que imprimí el viernes
pasado, nada más leerla, y le di cobijo en el cajón de mis
asuntos pendientes. Y que he recuperado para comprobar, una
vez más, el mal gusto que hay que tener para redactar una
información como la que obra en mi poder.
En principio, no me cortaré lo más mínimo en decir que
coartar no se escribe con h entre vocales. Como aparece en
la información firmada por CAD y que se publica en un Diario
Digital. Y a partir de ahí, no puedo sino recordarle a la
portavoz del PP que ya va siendo hora de que cuide su
lenguaje cuando se dirige a los periodistas. Y, sobre todo,
que piense bien lo que va a decir.
Empezaré por el talante: vocablo que volvió a cobrar
protagonismo con la llegada de ZP al Palacio de la
Moncloa. Con el talante ha ocurrido lo mismo que con el por
consiguiente de Felipe González: una locución
adverbial que se puso de moda y la usaban las gentes hasta
cuando era innecesaria. Y es que en los 80, hablar con el
por consiguiente parecía un signo de distinción. Más o menos
como bailar por sevillanas.
Talante es un modo o manera de tratar los asuntos, de
afrontarlos con estilo y, por qué no, con ganas de buscarles
soluciones. Pero el palabro necesita ser adjetivado con
bueno o malo. Algo que es tan sencillo como comprensible
para cualquier persona, aunque ésta no sea licenciada en
nada. Así, bien haría la portavoz del Gobierno de la Ciudad,
al menos para distinguirse de los socialistas, en no usar
más el sustantivo talante sin el adjetivo adecuado.
Supongamos, por ejemplo, que la portavoz del Gobierno ha de
salir a la palestra, nuevamente, para hablarnos de Endesa.
Pues bien, aquí cabe decir que el mal talante de la Compañía
Eléctrica es patente. Y más que mal talante parece que la
tiene tomada con los ciudadanos de Ceuta.
Y es que a ver quién es el guapo que no ha pensado en que
hay apagones que llevan consigo una ración desproporcionada
de malaúva. De todos modos, seguro que el de la noche del
domingo, cuando el partido entre Barcelona y Zaragoza estaba
a punto de verse en la televisión, hizo que los muertos de
los directivos de la compañía se removieran en la tumba.
En lo tocante, según Yolanda Bel, a que su Gobierno se
caracteriza por no coartar -se escribe así, eh- ni tomar
represalias, ni coaccionar a nadie..., tengo la impresión de
que la portavoz no miente. Si tomo como referencia lo que ya
decía yo en un apartado de Apuntes de seis días, publicado
el domingo último.
Que hay que pedir la beatificación de Juan Vivas por posible
subvención a un medio que no para de tirarle al degüello. Y
encima, miren ustedes, escriben coartar con h. Uf.
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