OPINIÓN - MARTES, 14 DE NOVIEMBRE DE 2006

Las nuevas tecnologías sí, PGE sí pero...

El ‘Teneo’ es el barco propiedad de Telefónica que se encarga de los trabajos por los que La Línea de la Concepción y Ceuta quedarán unidos mediante el llamado cable de fibra óptica.

Desde ayer, el buque lleva a cabo la faena de ‘lanzar’ nada menos que 40 kilómetros de cable que iran depositados en el fondo marino que, en algún tramo, alcanzará la profundidad de un kilómetro. Todo sea porque Ceuta cuente con la potencialidad de alcanzar las nuevas tecnologías en todo su esplendor.

Y así será dado que la fibra óptica como bien se explicará en su momento (cuando sea el tiempo de la foto), esta línea traerá la banda ancha en toda su extensión. Hablamos de telefonía móvil con cobertura total (evitando así las irrupciones del espacio radioeléctrico español de la red marroquí), hablamos de Televisión Digital Terrestre, de Internet... Es lanzar a la ciudad a la modernidad que se le confiere al siglo XXI, es lo menos que Teléfonica puede realizar teniendo en cuenta el millonario convenio suscrito con la Ciudad Autónoma con el objetivo en el horizonte cada vez más próximo de la llamada Ciudad Digital.

Este fin de semana hemos conocido, a grandes rasgos, los números que el ministro de Economía, Pedro Solbes presenta desde ayer en el Congreso de los Diputados. Unos números relevantes, sociales y catalogados como “justos” por quienes tienen el deber de defenderlos. Sin embargo, los detalles -nada sibilinos, por otra parte- dejan al descubierto un escenario donde la ‘casualidad’ ha querido que las autonomías que más inversión reciban sean las gobernadas por el PSOE que, junto a Canarias, País Vasco y Cataluña suman nada menos que el 89% de las inversiones previstas en los PGE. El resto de las autonomías, o sea, las regidas por presidentes del Partido Popular habrán de repartirse el 11% restante. Todo sea que tras la aprobación en el Congreso, el Senado frene los presupuestos en caso de que CIU vote con el PP en contra, tras la evidencia del ‘golpe’ sufrido por los convergentes en Cataluña después de la reedición del ‘tripartito’.