Señalan las estadísticas, que
existen aproximadamente unas quinientas mil personas en
España a quienes no se puede denominar “económicamente
desfavorecidos” ni “con grave riesgo de exclusión social”
que es como denomina el Lourdes lingüístico a los pobres de
toda la vida.
Ese medio millón de criaturas no tiene la fortuna de ser
población chabolista, ni inquilinos de barriadas
especialmente marginales y conflictivas, tampoco enjaretan
asentamientos a base de maderas y plásticos, como algunos
gitanos rumanos o los jornaleros que no encuentran amo ni
jornal en la fresa de Huelva o en la aceituna de Jaén .
Hasta mis paisanos marroquíes allá por los campos de Níjar,
tienen mejor suerte que ellos, porque, aún en cortijadas sin
agua ni luz o en naves destartaladas, llevan su dignidad a
tratar por todos los medios de vivir con limpieza y decoro,
apañándose con lo mínimo pero buscando una pequeña calidad
de vida que hace que se sigan respetando a sí mismos como
seres humanos.
Los sintecho, por el contrario, no tienen absolutamente nada
aparte de su petate o el carrillo que arrastran, los
periódicos para forrarse el pecho en las noches frías y los
cartones para cobijarse donde buenamente pillan y si pillan
mucho es un cajero automático y el que duerme bajo techo, es
ya un emperador- Muchos son vagabundos, que ahora se dice,
en aras a la corrección política “transeúntes”, otros
personas desafortunadas que lo han perdido todo y a quienes
nadie ofrece la palanca de una reinserción, no en nombres de
virtudes lacrimosas como la caridad o la compasión, sino por
simple justicia.
Los hay drogadictos, alcohólicos o enfermos mentales, que
vagan a la buena de Dios porque, el Sistema les desampara.
Y pasa de ellos. Porque, para los políticos son poco menos
que invisibles y encima, los muy insolidarios y anticívicos
no van a votarles. ¿Han presenciado ustedes el desarrollo de
algún programa electoral donde se haga hincapié en los
sintecho? Yo jamás.
Es más, por la pobreza extrema se suele pasar de soslayo
para que no se convierta en mosca cojonera de conciencias
empeñadas en más altos menesteres.
A los Poderosos no les motiva el asunto, seguramente porque,
ni en los jardines de la Zarzuela, ni en la belleza
paisajística de la Moncloa, hay riesgo de que armen un
asentamiento chabolista, ni recalifiquen para apañar unas
viviendas sociales para “víctimas de la exclusión” ¡Y miren
que tienen metros! Pero para mi que, el riesgo no existe,
algo me indica que no les dejarían instalarse, es como un
pálpito que experimento.
Y puede que, a los privilegiados, los cartones y sus
moradores se la refanfinflen, porque ya está Cáritas
intentando, malamente y sin medios, darles un camastro con
fecha límite y un plato de puchero.
No hay suficientes albergues. Y el pueblo llano, nosotros,
que somos simplistas, pensamos que tan solo con la
erradicación de la flota de cochazos oficiales y empleando
ese capítulo en techos, no existirían sintecho.
Ese capítulo y el de las dietas. Será que “sentimos” los
cartones. Porque nosotros, los no-privilegiados nunca
tendremos, como los Poderosos, pensiones blindadas.
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