Ni comerciantes, ni policías
parecen estar deacuerdo con la apertura del Biutz en función
de los derroteros por donde transcurre este paso paralelo al
del Tarajal.
Si bien los comerciantes de las naves continúan demandando
seguridad, control para evitar aglomeraciones en las
puertas, que los portadores saquen mercancia exclusivamente
adquirida en el polígono... los policías, a través del
sindicato SUP, reclaman que no son ellos los que deben
controlar el paso porque no es su labor controlar la
mercancía que pasa. Es más, estas fuentes sindicales han
advertido de la necesidad de saber qué tipo de mercancía
sale por el paso. Se habla de que en los bultos pasan piezas
de vehículos o de motocicletas camufladas y que forman parte
de automóviles robados.
Se critica que no esté la Guardia Civil y que sólo la
Policía Nacional custodie la salida de los bultos y controle
los diarios disturbios que se producen al lado de la Policía
Local.
Los comerciantes pensaban que con la apertura del Biutz la
solución a sus problemas estaba asegurada, pero el tiempo
parece demostrar que no todo es oro lo que reluce y que no
pocos se han arrepentido de una medida que, en su día Luis
Vicente Moro demoró y frenó, pero que -eso sí a petición
popular- la delegación del Gobierno en tiempos de Jerónimo
Nieto logró la apertura que no ha dejado de dar problemas y
de convertirse diariamente en una complicación de caracter
casi permanente; comerciantes que critican la falta de
espacio ‘vital’ para abrir sus propias naves, o el colapso
circulatorio que se produce en la zona, cuando no el exceso
de cartonaje, o la marabunta humana diaria aderezada con muy
poca dosis de civismo por no decir ninguno.
A todo esto habrá que unirle la falta de trámites
administrativos (licencias de apertura) de la gran
generalidad de las naves que, además se han alquilado,
realquilado, vendidas por partes... y todo ello con la
carencia absoluta de documentos. Situación que se intenta
ahora subsanar.
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