Cuando algún personaje o, mejor
dicho, personajillo no sabe de qué va algún asunto lo mejor
que puede hacer, para no meter la patita hasta el corbejón y
ser criticado, es quedarse callado, aplicándose aquello de
que: “en boca cerrada no entran moscas”. Eso de tener la
boca cerrada sería una costumbre muy sana pero que, estos
personajillos, politiquillos de medio pelo, no la practican.
Peor para ellos que hacen el ridículo, y mejor para nosotros
que nos divierten un montón.
Eso de quedarse con la boca cerrada, para ciertos
personajillos que creen tener conocimiento de todo y no
tienen conocimientos de nada, sería lo más prudente y
aconsejable, pero poco menos que imposible por la sencilla
razón de que, todos esos personajillos, tienen el pleno
convencimiento de que son el ómbligo de la Humanidad y
después, de ellos, el diluvio que ahogaría a todos los
ignorantes que están muy lejos de alcanzar sus cualidades
intelectuales.
La culpa no es sólo de estos ególatras ignorantes sino,
también, de todos aquellos pelotas y lameculos que aplauden
y vitorean cada unas de sus intervenciones aunque, en cada
una de ellas, hagan el mayor de los ridículos.
Con lo fácil que lo tendrían todos ellos, los pelotas y
lameculos, aprovechar cualquier ocasión para hacerles ver su
error, abriéndole los ojos a la cruda realidad, haciéndoles
ver los ridículos que cometen, cada vez que intervienen en
determinados actos, donde calladitos estarían mucho mejor y,
hasta es posible, más guapos.
Seguro que calladitos, con la boquita cerrada estarían mucho
mejor. Lo que no sé si será posible asegurar lo que estarían
más guapos. Servidor, sinceramente, no entiende, nada de
nada, sobre bellezas masculinas. De femeninas todas las que
quieran. Es más, en eso, opinamos como Pepe Larosa “no hay
ninguna mujer fea” . Ya lo decía, el genial humorista y gran
amigo, cuando cantaba aquello de : “Pero fea, fea, fea, no
hay ninguna mujer fea // a las pruebas me remito // traígame
una mujer fea y yo le encontraré algo bonito” . Pues eso
mismo pienso yo. Qué quieren qué les diga. El menda sigue
pensando, y en esta ocasión pienso porque me da la gana, que
la mujer es lo mejor que creó Dios.
Lo que si estamos por asegurar es que, si mantuviesen la
boca cerrada y no se dejasen llevar por su soberbia, la
soberbia y prepotencia de todos los ególatras ignorantes, se
harían un enorme favor y un tremendo favor al partido al que
pertenecen no dándoles, con sus meteduras de patita, motivos
alguno a los contrarios para ponerlo al píes de los caballos
y hacerle servir de mofa para el resto del personal, al
enterarse del ridículo efectuado por algunos de estos
personajillos, politiquillos de medio pelo.
Es tal la irresponsabilidad, de todos estos ególatras
ignorantes, que no se paran en barras a la hora de largar
estupideces por esa boquita que le han puesto en la cara y
que, según su propia versión, les vale para arremeter contra
todo y contra todos aunque, ello conlleve, no sólo el hacer
el ridículo de estos personajillos, politiquillos de medio
pelo, sino de los partidos a los que representan a los que,
con sus irresponsables intervenciones, en determinados
actos, dejan a la altura del betún.
Y no hay nadie, en sus partidos, qué les digan nada a estos
personajillos, politiquillos de medio pelo.
La verdad, por mucho que me lo expliquen, no puedo entender
como en sus partidos no hay nadie con mando o capacidad
suficiente, para decirles que se queden calladitos y no
abran sus boquitas de piñón en ninguno de los actos en los
que el partido vaya a intervenir. ¿Tan difícil es hacerles
ver,a estos politiquillos de medio pelo, qué su camino no
es, precisamente, el de la oratoria?.
No lo entiendo, me lo tendrán que explicar, muy bien
explicado, para que pueda saber algo de lo que pasa con
todos esos grandes “intelectuales” de los politiquillos de
medio pelo, para que nadie les mande callar y evitar que
sigan haciendo el ridículo y, a su vez, dejando en ridículo
al partido al que pertenecen.
Todos estos politiquillos de medio pelo, se han creído y
tienen el firme convencimiento, de que cuando hablan en
público auténticos “castelares”, con una facilidad de
palabra que ningún mortal, a excepción de ellos, es capaz de
tener.
La sabia de mí abuela porque, cada día,estoy más convencido
de que mí abuela era sabia, decía de todos estos que “cuando
hablaban subía el pan”.
No sé, con certeza, si subirá el pan, lo que si puedo
afirmar es que, cada vez que intervienen en un acto y
empiezan a largar por ese piquito, la metedura de pata es de
las de hacen épocas.
Estoy presto a comprender las razones por las cuáles, los
pelotas y lameculos que los rodean, les aclamen y incluso
les digan que son los mejores, y que como ellos ningunos.
Lógico se están jugando, con ello, el puestecito para ellos
o algún que otro familiar. Y con las cosas de comer no se
juega.
Pues, nada,”castelares” a seguir pegándole al piquito
haciendo el ridículo.
|