Creo que, todos los españoles,
tenemos alma de tertulianos y nos encontramos dispuestos a
opinar sobre todo lo divino y lo humano, porque el estar
informados, es una especie de vicio nacional. Somos oleóres
y curiosos por naturaleza y parece que, en el alma, llevamos
las charlas en torno a los trovadores de nuestro Mester de
Juglaría, los corrillos para contemplar las ejecuciones, los
parloteos en las ferias y mercados y más adelante las
tertulias de rebotica, donde se cocía el saber popular entre
el alcalde, el maestro, el boticario y el padre cura del
pueblo. ¿Saben como se llaman las conversaciones en la mesa
de la cocina y al amor de la lumbre? Pues se llaman
“filandón” el nombre de un premio literario que me dieron en
1998 en la capital leonesa donde acepté el talón con júbilo
y el león, que no era rampante, con cierta incertidumbre.
Lo cierto es que, hoy en día, las noticias, más o menos
manipuladas y clientelistas de los grandes partidos,
sobresaturan los medios. Y la información es poder. Estamos
informados de que, en la Comunidad de Madrid, Esperanza
Aguirre va abriendo la mano ante los excesos y los melindres
de la ley contra el tabaco y ya se puede fumar en las bodas.
De hecho, no se como iba a impedir Elena Salgado, Ministra
de Sanidad, fumarse los clásicos y apestosos puros en los
banquetes, tal vez estudiaba meter a un comisario político
en cada celebración camuflado como sommelier. Todos nos
hemos enterado del espíritu aperturista de los madriles y
pedimos lo mismo, en virtud del art.14 de la Constitución
que señala que todos somos iguales ante la Ley, excepto Su
Majestad el Rey que, al tener carácter divino según los
monárquicos españoles, es decir según Ansón, porque no
conozco a otro monárquico, no tiene responsabilidad penal.
Los humanos, genéticamente descendientes de Atapuerca, si
somos responsables de todo en plan igualitario, porque somos
cascarilla y decididamente inferiores a la realeza y en este
caso a los madrileños, que pueden fumar con placer el piti
matinal en multitud de ambientes y de lugares, en plan ser
felices, disfrutar unos minutos y gozar de la calidad de
vida que da el ser libres para hacer cuanto nos venga en
gana y nos salga del pelotamen, con nuestro organismo.
Cuando los gobernantes se ponen paternalistas y se deciden a
“salvarnos” y “redimirnos” utilizando una batería de normas
prohibicionistas, lo único que consiguen es alentar una
especie de colectivo “motín de Esquilache” ¿Se acuerdan?
Cuando antaño se quisieron acortar las capas con las que se
cubrían los ciudadanos y recortarles las alas de los
sombreros, para que se les viera el careto y los malandrines
fueran menos ocultos. Y el pueblo se sublevó y se empecinó.
Ahora no salimos, florete en ristre ni dando espadazos, pero
nos vamos churrascando anímicamente y volviéndonos
profundamente “maverick” que es como se autodefinió Orson
Welles en un acto de entrega de un premio cinematográfico.
Maverick es ser antisistema sin ser marginal ni
zarrapastroso, una especie de anarquistas de espíritu
cultivado, nada decadentes, por supuesto, un poco BOBO que
es como se autodenominan los de la movida bohemien-bourgueois
o derecha divina francesa. Vamos, anarcochic que no
anarcochusma, porque estos últimos son los antiglobalización
y los del Movimiento Okupa, que, en lugar de BOBO serían
VAVA es decir, vagos-vacilones.
Nos sale la información por los orificios, en todos los
temas: en la política, en sociedad, en salud y calidad de
vida… La serie televisiva House, con su atractivo y
políticamente incorrecto doctor, nos tiene al día de las
dolencias más estrambóticas, si rechazamos la comida por
temor a los adipocitos, corremos el riesgo mental de temer
caer en la anorexia.
Tener hambre por la noche y recurrir al frigorífico también
puede ser trastorno alimentario y ahora está fashion el tema
de la vigorexia que a quienes andamos buceando entre el
Omega 3 para huesos, colesterol y sistema neuronal,
glucamano saciante que no sacia nada, alcachofa e hinojo
para desintoxicar el hígado y supuestamente eliminar las
grasas ¿?, ortisifón y camilina para drenar y lo último, la
L-carnitina con Q 10 para quemar grasas y transformarlas en
energía, quienes indagamos en el proceloso mundo de los
antiaging domésticos sin pasar por la clínica Dexeus de
Barcelona y dejarnos un perraje, nos emparanoiamos un poco
¿tendré vigorexia? ¿Y eso como se controla? Y a informarnos
de los métodos de control con libros de autoayuda, manuales
y suplementos de salud dominicales. Pero es que sabemos
pechá, nos estamos convirtiendo en una nación de pitagorines
y saludamos cualquier novedad con alborozo. Ahora seguro
que, como Julián Muñoz tiene problemas circulatorios en la
cárcel de Jaén, nos van a agobiar con anginas de pecho,
tromboflebitis, infartos e ictus, pero no en los programas
de divulgación científica, sino en las tertulias de
casquería del colorín y acabaremos todos siendo legos en
materia de arterias e intentando fluidificar nuestra sangre,
temerosos de correr la suerte del desventurado ex alcalde.
Con la publicación de las memorias de la descansada Carmina
Ordoñez, el que más y el que menos se mete a experto en el
tema de los efectos secundarios de la coca y de los
somníferos, sale un sujeto que se enfarlopa, con perdón de
la vulgaridad del verbo enfarlopar y otros que no y todos
opinan y critican. Y todos, en el filandón, opinamos,
criticamos y sentamos cátedra porque aquí, el que más o el
que menos, es el Oráculo de Delfos, lo que ignoramos lo
deducimos. Y nada puede extrañar cuando se entrevista en los
programas rosa a los espíritus de las fallecidas Carmina y
Encarna Sanchez a través de una médium especialista en
contactar con el más allá y que se llena la faldriquera en
el más acá.
Todos sabemos que a un zoológico australiano han llevado
elefantes desde Sri Lanka y que han alertado a los niños
para que avisen si ven mohínos a los paquidermos por si no
se adaptan y hay que darles antidepresivos. Tenemos
enteramiento y curiosidad, ambas cualidades preventivas del
Alzheimer porque conllevan actividad intelectual y encima
nos han informado de que, las neuronas, se regeneran y que
hay que hacer sudokus como deporte aeróbico cerebral.
Digerir la información y seleccionar para determinar lo
desechable es también actividad, aunque tendrían que
inventar una molécula devora-información porque, de lo
contrario, la empachera está garantizada y esa no se quita
con sal de frutas. ¿No se han parado nunca a reflexionar
sobre lo sabelotodo que nos hemos vuelto? Y es que hoy,
hasta para ser el tonto del pueblo, te exigen un Master ,
una Diplomatura, don de gentes y nivel de ofimática.
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