El Camino de Ronda bordea más de kilómetro y medio del
litoral sur de Ceuta. Un sendero salpicado de piedras
redondeadas que datan del siglo XVIII, fortines, pequeñas
construcciones militares e impresionantes calas donde el
Atlántico horada a sus anchas las rocas de la zona del
Sarchal. A pesar de que es uno de los caminos más hermosos
de la Ciudad Autónoma, no está, ni de lejos, transitado en
exceso. Ahora mismo, sus ‘visitantes’ más leales son las 17
mujeres que componen la brigada de recuperación de los
bienes culturales de la ciudad, dependiente de los Planes de
Empleo de la Delegación de Gobierno. Diariamente desalojan
hasta 10 metros cúbicos, aproximadamente, de desperdicios y
basuras del también conocido como Camino de los Garitoneros,
un espacio de incalculable valor paisajístico y natural para
la Ciudad Autónoma. La recuperación del Camino de Ronda es
cuestión de mujeres.
Además de encargarse de acondicionar los terrenos, las
trabajadoras -todas mujeres en este caso- recibirán nociones
sobre la historia que envuelve esta pequeña ruta ceutí,
conectada con la fortaleza del Desnarigado hace doscientos
años.
Aunque no se dediquen profesionalmente a enseñar las
riquezas patrimoniales de este sendero, sabrán que su
importancia en épocas anteriores fue vital. No en vano,
florecen en los claros de la extinta senda empedrada
fortificaciones pertenecientes al conjunto histórico del
Monte Hacho, construida, en su gran mayoría, en el primer
cuarto del siglo XVIII. El patrimonio de Ceuta asoma la
nariz en cualquier acantilado, siempre que las chumbelas no
le impidan mostrar parte de su belleza.
La brigada comienza su trabajo a las ocho de la mañana bajo
la supervisión de su capataz, Juan Manuel Postigo, que
repite funciones en los Planes de Empleo, un trabajo con el
que se siente a gusto. En 2004 dirigió la misma actuación;
conoce bien su tarea y certifica el buen ambiente que reina
en la brigada. Postigo reitera que se trata más de un
“trabajo de limpieza forestal” que de acondicionamiento
exclusivo de los terrenos. El camino de Ronda, una vez
finalice la actuación de la brigada, recuperará parte del
brillo histórico de antaño.
Conservación
Apoyo a la restauración del patrimonio y conservación de los
bienes de interés cultural. José Manuel Pérez, coordinador
de la Unidad de Promoción y Desarrollo, considera que la
puesta a punto del Camino de Ronda servirá para que los
ceutíes puedan disfrutar de uno de los trayectos con más
historia de la ciudad.
La mejora del estado de los terrenos del litoral ceutí,
pertenecientes al Ministerio de Defensa, continúa la labor
iniciada en el año 2005, en el seno de los Planes de Empleo
de la Delegación de Gobierno, una tarea que acondicionó gran
parte del perímetro costero local. La puesta a punto del
camino permite que los ciudadanos puedan llegar hasta la
inmediaciones de la playa de la Potabilizadora disfrutando
de una de las vistas más relajantes e inabarcables de Ceuta.
Gracias a los trabajos realizados dentro de las actuaciones
del Pacto Territorial por el Empleo, también es posible
recostarse en los muros del camino, recrecidos en el año
1998 para disfrute de la ciudadanía.
El Camino de Ronda, cuyas primeras referencias históricas
datan del año 1719, constituye una ruta de 1,5 kilómetros
salteada de pequeñas marcas del pasado y de gran valor
patrimonial: desde la Torre de Fuentecubierta, pasando por
el Portillo del mismo nombre -que se levantó en la época
medieval- y sin olvidar los restos de antiguas instalaciones
hidráulicas: cerca del Morabito del Sarchal, levantado en
memoria de uno de los numerosos ‘santos del Islam’, se
erigía un molino que servía para moler el grano hace varios
siglos. Todo el camino de Ronda ha sido declarado como Lugar
de Importancia Comunitario y se incluye en la Red Natura
2000. Además del valor patrimonial, el sendero alberga
especies naturales protegidas. Aves y plantas buscan cobijo
en estos lares después de siglos de tranquilidad, sólo
desvirtuada por las basuras que dejan quienes disfrutan del
campo inconscientemente. “La brigada limpiará todo esto”,
destaca José Manuel Pérez mientras contempla las basuras que
dan fe de que el Día de la Mochila se ha celebrado.
Brigada femenina
Un poco más adelante, las 17 mujeres que componen la brigada
de conservación de los bienes de interés cultural de la
Ciudad Autónoma continúa acumulando desperdicios. Armadas
con rastrillos y azadas, desbrozan y limpian el monte de
plásticos y hierbas muertas. Todas visten el chaleco
reflectante que las identifica con los Planes de Empleo.
“Estamos muy contentas, aquí nos da el aire”, comentan entre
risas.
|