Porque la gaseosa es inocua,
aunque más lo es el sifón y más aún la tónica que es sifón
con quinina por si acecha la malaria evitar la cagalera. Muy
british la tónica y muy del Gran Imperio de Su Majestad, la
descansada y fea reina Victoria. ¿Qué la tónica tiene un
regusto amargo?.Vale, pues hagamos el experimento con sifón
o con gaseosa La Casera de toda la vida, pero sin alargarla
ni amalgamar, por ser disfrutotes y por puro chauvinismo, un
tintorro de verano.
¿Qué a que viene tanta disertación sobre bebidas gaseosas
que, encima provocan incómoda aerofagia? Pues no es por las
ventosidades ni los eructos residuales, sino por la
expansión del recién nacido partido de Ciutadans de Albert
Boadella y Arcadi Espada, al resto del territorio nacional.
Porque es una realidad populista y antinacionalista no
extrapolable más que al País Vasco, es decir, a lugares
comanches donde campa a sus anchas el mierdoso y malvado
nacionalismo independentista. De hecho, la oferta de esta
jovencísima e ilusionante formación que ha rapiñado tres
escaños al PP porque el socialista vota socialismo, por poco
atractivo y mindundi que sea el candidato, la oferta de
Ciutadans, transformada en Ciudadanos en el resto de nuestra
España, aparece descafeinada, porque falta el acicate del
“luchar contra” que le da su razón de ser y de existir.
Y encima pueden equivocarse y mucho, porque, en lugar de
permanecer aferrados a un populismo con el bienestar social,
el españolismo y la seguridad como banderas, se han vuelto
un pelín más ambiciosos y ya se comienzan a definir “de
centro-izquierda” es decir, continúan “socialdemócratas
liberales” y añaden “aunque ignoramos el término medio entre
centro izquierda y centro derecha”. ¡Cáspita! Como diría el
Capitán Trueno, estos tipos lo quieren ser “todo”. Ellos
pueden diluirlos e ignorarlos, pero el pueblo soberano es
muy consciente de los límites entre centro izquierda y
centro derecha, que vienen a ser una izquierda y una derecha
un poco acomplejadas y vergonzantes y bastante indefinidas a
la hora de asumir con entereza su ideología real.
El latiguillo “somos el centro” está tan manido y lo tenemos
tan mamado que, como estrategia de marketing para tratar de
captar los votos de “todos” los moderados, sean del signo
que sean, no sirven, mejor definirse sin tapujos, de forma
honrada, honesta y clara y no confundir ni engañar a nadie.
Ser eternos efebos, sin regresar a la tierna infancia o
discurrir hacia la madurez es biológicamente imposible y
tratar de centrar en la nada “ni de izquierdas ni de
derechas” la política es una mamarrachería oportunista y
poco respetuosa para con la inteligencia del electorado.
Cada cual sabe, conoce y asume su tendencia y vota en
consecuencia.
Los Ciudadanos con su atractivo Albert Rivera ofertan
No-Nacionalismo y las víctimas de los excesos y de la
exclusión les votan, porque alzan una bandera con rigor y
con hombría y son por ello políticamente incorrectos. Pero
en el resto de la Nación, excluyendo al otro lugar en
conflicto, no hay problemas con nacionalismos acérrimos y no
encuentran en los jóvenes Ciudadanos más que
“socialdemócratas” es decir, un espectro ocupado por la
buenísima gente que queda votando al recuerdo de Felipe y de
Guerra, en los años dorados del socialismo, donde a nadie se
le ocurría publicar en los periódicos esquelas recordando a
los caídos y pidiendo justicia por ambos bandos, los años de
la reconciliación y de la unidad total de los españoles. Y
se definen al tiempo “liberales” siendo el liberalismo una
ideología distinta del socialismo que lleva aparejada la
socialdemocracia.
La oferta no tiene el suficiente tirón. Los pocos liberales
que existen en España votan a un PP al que todavía le cuesta
asumir su rol de gran partido Conservador de España y a
mucha honra, porque es conservador y es honrado en sus
propuestas, por mucho que se columpie en algunos lugares
ejerciendo la dedocracia y premiando lealtades antes que
seleccionando carismáticos. ¿Quiénes quieren los Ciudadanos
que les voten? Comenzaron con un claro mensaje conservador y
una feroz oposición al nacionalismo y consiguieron noventa
mil votos de antinacionalistas. Pero ¿Qué van a ofrecer, por
ejemplo, en Málaga?. Porque aquí ya han hecho su
presentación, encabezados por un joven tan delgado que
parece evanescente y que parece postular un centro izquierda
“menos” izquierda que el socialismo pero sin llegar al
centro derecha del PP, encima laico, por lo que los
católicos, que nos sentimos bastante amenazados y
perseguidos por el régimen actual, no les votaremos y
Andalucía es cristiana a tope, rociera y cofradiera y nunca
ha corrido el riesgo, ni nos interesa, el nacionalismo.
Pienso que, si se presentan en Ceuta, puede que no se coman
un colín, a no ser que desplacen algunos votos socialistas u
oferten un discurso atractivo y rompedor. Tanto como el
antinacionalista que les va a hacer acumulando votos en las
catalanas, aunque si hubieran sido astutos y hubieran
evitado definiciones, quedándose, por ejemplo, en un
concepto tan evanescente y poco ofensivo para todos como es
el simple liberalismo, sin hacer alusiones a la izquierda ni
al laicismo, hubieran arramblado con votos de todas partes,
con “todos” los votos del hartazgo y de la empachera
catalanista. Mejor para ellos no dispersarse o tener los
cojones de presentarse en el País Vasco y aguantar lo que
han aguantado los cargos políticos populares y socialistas,
aterrados y acosados en un ambiente guerracivilista que
nadie jamás ha querido reconocer. Mientras en Diputaciones,
Ayuntamientos y demás en manos peneuvistas o batasunas,
destrozaban los dineros sin consecuencias ni riesgos
malayos. En política, los experimentos mejor con gaseosa, o
agua de seltz que es sifón o tónica con su miajita de
quinina, pero el experimento de captar votos con mensajes
difusos no suele ser fructífero. En Barcelona han arramplado
con noventa mil votos de castigo al PP por no ser lo
“suficientemente” antinacionalista y, lo que es más
importante, no decirlo con claridad, contundencia e incluso
agresividad. Ahora falta saber, si en el resto de España,
los Ciudadanos saben despertar idénticas pasiones o si, el
pueblo, quiere castigar de nuevo a los profesionales de la
política. Ciutadans existe por el voto de castigo y si no se
encasillaran ellos mismos en definiciones políticas, podrían
ser una alternativa burbujeante, igualita a la gaseosa la
Casera.
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