Hacía ya algún tiempo que no
coincidíamos. Aunque a veces nos saludábamos al cruzarnos
por la calle. Me extrañó muchísimo que se pusiera a hablarme
de algo que nunca había hecho hasta ese momento: de su
actividad como político.
Le vi cansado, harto de tener que hacer el paripé de
costumbre: alabar al jefe y repetirle que sin él las cosas
serían muy distintas en el partido. Le recordé que, pese a
ese hastío suyo, la verdad es que sin el candidato que
acababan de anunciar oficialmente, jamás podrían obtener los
resultados que auguran las encuestas.
“Llevas razón. Pero el partido necesita un revulsivo; unas
nuevas maneras de comportamiento en todos los sentidos.
Venimos dando muestras evidentes, en ocasiones concretas, de
un chabacanismo impropio de unas siglas como las nuestras.
Sí, ya sé que alguien podría responderme que lo que va
viento en popa ni tocarlo. Pero ello refleja bien a las
claras la actitud conformista que reina entre nosotros”.
A cambio tenéis la suerte de contar con un candidato que
arrasó una vez y que tiene todas las trazas de repetir una
mayoría absoluta en las próximas elecciones.
“No insistas por ese camino. Porque esa baza tan importante
es la que nos está haciendo perder de vista la realidad de
otros problemas que necesitan de acuciante tratamiento. Aquí
se habla sólo de que Juan Vivas es el mejor. Y lo es,
sin duda, para alcanzar la meta primordial de todo partido:
ganar las elecciones y ganarlas, a ser posible, con
rotundidad. Pero en el Partido Popular no es conveniente que
todo esté centrado en la figura de un hombre que encandila a
los ciudadanos más que ningún otro”.
Tengo la impresión de que te sientes frustrado cada vez que
oyes o lees que tu partido se compone de Juan Vivas y una
caterva de militantes que sabe que el poder está asegurado
con él y... ¡viva la Pepa! Es decir, a vivir que son dos
días.
“No andas descaminado. Y no creas que yo soy el único que en
el partido es de la misma opinión. De ningún modo. Hay
muchas personas deseando que Juan Vivas se percate de que su
capacidad de liderazgo, si acaso decidiera ejercerla, le
haría mucho bien al partido”.
Me parece que pecas de egoísmo. Bastante tiene el presidente
con afrontar cada día el reto de un despacho donde los
problemas se le amontonan. Máxime cuando ahora estáis
huérfanos de poder en Madrid. Porque antes, por más que se
haga alusión a su carácter y a sus maneras de entender el
cargo, estaba Luis Vicente Moro dispuesto a partir el
bacalao en muchos asuntos.
“Ahí es donde aún nos duele. El perder las elecciones
generales fue un palo morrocotudo. Y lo más grave es que nos
cogió desprevenidos. En una palabra: era algo que no entraba
en nuestros cálculos. Y nos ha tenido, y nos tiene todavía,
sumidos en un mar de confusiones. Menos mal que Ceuta vota
siempre a la derecha. Que si no...”.
A mí me parece que te vendría bien un cambio de aires.
Convertirte en diputado o senador y pasarte muchos días en
Madrid.
“Te equivocas. A mí me gusta la vida que llevo en Ceuta. Lo
de senador va mucho más con la forma de ser de José Luis
Morales. A él le encantaría serlo otra vez. Y es muy
válido. Además de que le chifla viajar, ir de un lado para
otro, y creo que vería con enorme satisfacción que le diesen
la oportunidad de salir de esa jaula en la que anda metido”.
Una jaula de oro, ¿no?
En efecto, si bien no acaba de encontrarse en ella, es mi
parecer, claro está. De cualquier manera, lo que más urge es
que en el partido se toque diana y despertemos todos de ese
sueño que gira alrededor de una sola persona: Juan Vivas. A
cuya chepa vive colgada mucha gente.
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