Las Reglas de origen permiten al
empresario ceutí que desarrolle una actividad industrial al
amparo de esta normativa la utilización de materias primas
de países con acuerdos preferenciales sin necesidad de pagar
aranceles, la obtención de restituciones cuando la materia
prima proceda de la Unión Europea o la posibilidad de evitar
cupos en sectores de alta sensibilidad como la leche o el
azúcar. Siendo tantas las ventajas, hasta 2001 con la
entrada en vigor de la nueva normativa, ninguna empresa se
interesó por esta especificidad del régimen económico de la
Ciudad Autónoma y en las postrimerías de 2006, sólo dos
empresas operan en estas circunstancias, con más problemas
de los que quisieran.
La empresa Alice lleva meses sin cobrar las restituciones
que le deben por la importanción de leche y Ceutalimenta ha
presenciado impotente cómo desde mayo no puede adquirir
azúcar de tipo C, la más competitiva del mercado por su
buena relación calidad precio. Ambas empresas demandan un
mayor apoyo de las administraciones para lograr un
interlocutor permanente en Bruselas que pudiese informar de
las variaciones en la normativa y a la vez defender los
intereses de las empresas ceutíes.
La administración ha mostrado su deseo de implicarse con las
empresas que se amparan en las Reglas de Origen pero las
iniciativas no logran concretarse en un aumento de la
cobertura jurídica de los empresarios, que siguen
desconfiando de un marco que puede darles y quitarles de
forma más o menos aleatoria.
Ante este panorama se abre una nueva pregunta en el
horizonte, ¿sigue siendo beneficioso para Ceuta pertenecer a
la Unión Aduanera? ¿No sería mejor comenzar a estudiar la
posibilidad de seguir los pasos de las Islas Canarias e
integrarse, tratando de conservar algunos privilegios o
dejando en todo caso un período de transición a los
empresarios?
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