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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Elecciones en Cataluña Una
opción ganadora sin candidato

 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Cuando la abstención, que en el caso de las Elecciones al Parlamento Catalán alcanza casi un 44 % del censo electoral y, por el contrario, el partido mas votado solo llega al 31,5 %, algo pasa o algo ha pasado para que se den estos resultados. Y es una de las tres opciones, entre las de votar a un partido político o hacerlo en blanco, que han elegido los votantes catalanes. Lo que no cabe duda es que el “tripartito” no ha funcionado (en su conjunto ha perdido cinco escaños) por lo que podemos considerar ha bajado la confianza en sus dos más significados componentes: el Partido Socialista de Cataluña y la Ezquerra Republicana, demostrándose que no se puede jugar con el electorado que, aparte de ir perdiendo poco a poco la adhesión a sus políticos, pierde, también, la atención por cuestiones de su interés que van, indefectiblemente, unidas a la política. Aquello de “todos los políticos son iguales”, se está convirtiendo, salvo excepciones, en una realidad y harto de promesas, de malversaciones de fondos, de prevaricaciones, de trafico de influencias, de cohechos y de especulaciones inmobiliarias (por citar los desmanes mas sobresalientes), el electorado viene optando por la postura aliada con el pasotismo: ¿para qué votar si luego no se cumplen las promesas propuestas o solo sirve nuestro voto para promover o alentar nuevas “profesiones” amparadas en la política con el único objeto del beneficio, en muchos casos adquirido fraudulentamente, para quien la ejerce?.

Sin embargo, la irrupción en estas elecciones de la nueva opción política Ciudadanos por Cataluña, con su joven candidato Albert Rivera a la cabeza de la misma, arropado por profesores, intelectuales y profesionales de diversos ámbitos, sin ninguna cobertura mediática, nos vislumbra esperanza y credibilidad dados sus postulados “de que no aspira a ser un político profesional sino un profesional dedicado temporalmente a la política”, de que “las personas tienen los derechos y no los territorios” (en clara alusión a las ideas de separatismo de otras agrupaciones políticas catalanas) y la estampa juvenil que mostraba en el cartel anunciador de su candidatura, nos hace concebir la idea de existencia de políticos íntegros defensores de la Constitución y de la unidad de la nación española. Ha conseguido, Albert Rivera, la adhesión de más de noventa mil “descontentos” e irrumpido con fuerza, como un atleta que es, en el Parlamento Catalán donde dejará constancia, estamos seguros, de sus planteamientos antinacionalistas y de que en el futuro, con la inestimable ayuda de Albert Boadella, Arcadi Espada o Francesc Carreras, también dirigentes del partido, alcanzará mas logros en pro siempre de una Cataluña fiel a sus orígenes y tradiciones así como en la defensa del idioma que cada uno elija, pero integrada en una sola nación, España, a la que esta región viene perteneciendo desde hace mas de quinientos años. De todo ello sacamos la siguiente conclusión: no es bueno para los políticos (y esto dará que pensar a sus responsables) sean de una ciudad, autonomía o del estado, que en un proceso de elecciones libres y democráticas como por suerte se dan en nuestro país, resulte ganadora una opción sin candidato, tan legal o ajustada a la ley como cualquier otra pero de significado harto elocuente: la abstención. Aun cuando nunca se pierde la esperanza de que surjan quienes ilusionen y hagan ser partícipes a los ciudadanos en los procesos electorales como es el caso que hemos referido de Albert Rivera.
 

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