No vamos a achacar al
Alcalde-Presidente Juan Vivas (conocedores como somos de su
profesionalidad y honradez) las anomalías y quebrantos
económicos que suponen para la Ciudad los distintos desfases
que se vienen registrando en la realización de proyectos por
modificados o revisiones de precios en obras que promueve la
misma , y así hemos visto como el Estadio Alfonso Murube
(por deficiencias de los pilares donde se encontraban los
vestuarios) se incrementó su presupuesto en mas de setenta
millones de pesetas; la remodelación de la Plaza de los
Reyes (por caída de un muro de contención de la Iglesia),
también subió otros setenta millones de pesetas; el Club
Náutico C.A.S. (por desfase del presupuesto) otros cien
millones de pesetas y, por último y lo más destacable, La
Manzana del Rebellin (“por incremento del precio del
hierro”) en más de tres mil millones de pesetas (han
entendido bien: más de 18 millones de euros, para
actualizarnos). Ahora se incluye a las mismas la
remodelación del Mercando Central de abastos, que también
“necesita” de una modificación por deficiencias de los
pilares, con aumento de su presupuesto en unos cuantos
millones, cifras todas que conocemos, y que citamos de
memoria, por informaciones de prensa ya que no disponemos de
datos oficiales de dichas obras y otras muchas que por
encargo de la Asamblea se llevan a cabo en la Ciudad. O sea,
que si sumamos todas las partidas que han registrado subidas
de precio en las distintas obras importantes que se han
llevado a cabo o se vienen ejecutando, tendríamos
presupuesto suficiente para la construcción de unas ciento
cincuenta viviendas de calidad media con que cubrir parte
del déficit que en este sentido registra la Ciudad. O, si
acaso, trescientas viviendas de menores dimensiones y
calidades para la erradicación del chabolismo. Y todo ello,
entregándolas gratis a sus beneficiarios.
Tampoco hay que tener, por otro lado, grandes conocimientos
en arquitectura, ingeniería o edificación, para darse cuenta
y tratar de evitar estas diferencias económicas que hemos
mencionado, por lo que se tendrá que arbitrar una fórmula
para que los políticos y técnicos que intervengan en la
adjudicación de estos presupuestos, los aquilaten al máximo
y fijen unas condiciones contractuales que impidan las
mismas, pues antes de realizar el proyecto debe llevarse a
cabo un minucioso estudio de todas las características y
consecuencias que puedan tener las obras a ejecutar,
previéndose con anterioridad y, consecuentemente, tratándose
de evitar tanto los modificados o desfases como cualesquiera
otras causas que alteren los costos pactados de antemano.
Algo, pues, tenemos que decir de quienes conforman los
expedientes de contratación de la Asamblea: o se aprueban
los proyectos sin mas modificados que los estrictamente
necesarios o se cambia de gestores. Lo que no es de recibo
son las constantes y considerables diferencias que se vienen
dando entre los presupuestos aprobados y lo que supone, para
las arcas de la Ciudad, el cuantioso desembolso por
incrementos de facturaciones al final de cada obra que, con
demasiadas reiteraciones, se vienen produciendo.
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