El museo que acoge los restos arqueológicos de la única
basílica tardorromana hallada en la ciudad abrió ayer
definitivamente sus puertas después de una década de
múltiples reformas. El proyecto se ha concebido como un
paseo por la historia de Ceuta a través de amplios
habitáculos que muestran su desarrollo cultural desde la
época paleolítica con restos del abrigo de Benzú, elementos
recuperados de la antigua medina y un amplio catálogo de
objetos que desembocan en el mundo romano. Todo ello en el
interior de un edificio bajo tierra de gran superficie, en
el que se han invertido más de 1.100.000 euros cofinanciados
al 50% entre el Estado y el Gobierno local.
La apertura del museo el Día de Difuntos se realizó en esta
fecha concreta para hacer un homenaje a la necrópolis anexa
a la basílica y contó con la asistencia del presidente Juan
Vivas, de la consejera de Educación y Cultura, Mabel Deu y
varios miembros del gobierno autónomo; el director
provincial del ministerio de Educación, Juan José León
Molina, y el arqueólogo de la Ciudad, Fernando Villada, que
se encargó de ofrecer la charla formativa sobre los detalles
del inmueble. Entre las piezas más novedosas señaló una
madrasa Al Yadida del siglo XIV, varias ánforas de salazón
que, en su momento, se empleaban también como cajas
fúnebres, un sarcófago romano con representación del baño de
Venus y alegorías de las cuatro estaciones y varias piezas
relativas al mundo fenicio-púnico (cerámicas, vidrios y
objetos metálicos).
La finalidad de este espacio que fue descubierto en 1987 y
comenzó su proceso de restauración en 2002, ha estado clara
desde su concepción: “más que ver, es un museo para
manipular”, resumió Villada.
Esta definición se ha plasmado en la proyección audiovisual
que caracteriza al edificio a través de varios paneles
informativos, pantallas táctiles, miradores a la planta
basilical, un complejo entramado lumínico y guías sonoras de
carácter educativo. De hecho, el proyecto se ha enmarcado en
la guía ‘Ceuta te enseña’ que la consejería de Cultura ha
querido incluir para acercar las esencias de la ciudad a los
estudiantes.
“Una aspiración cumplida” que se hizo ayer realidad mediante
la dedicación que han mostrado, a lo largo de diez años, los
integrantes del plan museístico: el arquitecto Javier Arnáiz,
los responsables del plan, José Molina y Enrique Atalaya, la
empresa 956 Servicios Generales y el director de la primera
intervención arqueológica, Emilio Fernández. Para Vivas, “se
está consiguiendo poner en valor lo mucho que Ceuta tiene
por enseñar mediante la generación de un casco histórico y
monumental de entidad”. La plaza de África, el yacimiento
fenicio, el lienzo de la muralla norte, la puerta de Santa
María y el complejo de las Murallas Reales componen, en un
radio limitado, un espacio de “extraordinaria importancia
histórica”, al que ahora se une el museo de la Basílica.
León Molina también se sumó a las palabras de Vivas para
resaltar el talante colaborador del gobierno de la Nación
mediante la aportación del 1% Cultural. Sin embargo, Mabel
Deu quiso destacar que, aunque el descubrimiento de la pieza
se produjo durante mandato socialista, el estado de la zona
a finales de los años noventa, era de “abandono”.
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