Los politiquillos del tres al
cuarto o de medio pelo, que componen esa fauna que se
autodenominan “nosotros los políticos”, tienen el pleno
convencimiento de que sus cargos en la política deben ser
eternos porque, de lo contrario después de ellos el
infierno.
No se dan cuenta de que, según el Papa el infierno no
existe. Momento que aprovecho, con el permiso de todos
ustedes, para decir que me llevo una gran satisfacción con
esa noticia pues, por más que se empeñen los politiquillos
que componen la fauna mencionada, no me pondrán castigar con
todas las penas del infierno. ¡Peazo de alegría, colega!.
Algunos amigos,de esos que uno tiene y con los que hablo
casi todos los días, me han preguntado por qué les llamo
politiquillos del tres al cuarto o politiquillos de medio
pelo,a esa fauna que se autodenominan “nosotros los
políticos”.
La contestación, por mi parte, ha sido muy fácil.
Sencillamente porque tengo la creencia, de que llamarle
políticos a esa fauna, es una falta de de respeto y un
insulto a la inteligencia de los auténticos políticos.
En esta vida que nos ha tocado vivir, hay que saber
diferenciar las cosas y darle a cada uno lo suyo. Esa fauna
de “nosotros los politiquillos”, los mayores conocimientos
adquiridos de política es el que han leído en ese librito
que venden “Aprenda política en diez días”.
Las criaturitas mías, se compraron el librito, le dieron un
pequeño repaso, los que sabían leer por supuesto, y se
dijeron asimismo, “ya somos políticos”. Oiga, amigo guardia,
y se quedaron tan tranquilos mientras buscaban ,en sus
armarios, las chaquetas que ponerse para ir a juego con lo
que habían leído en el librito.
Algunos, en sus prisas por integrarse en algún partido desde
donde iniciar una prometedora carrera, se pusieron una a
juego con el PSOE que, por aquel entonces, estaba en la
cresta de la ola y gobernaba ésta tierra.
Preparación su llegada, con todo lujo de detalles, como si
el que llegaba al partido, para formar parte de él, no
fuesen unos afiliados normales y corrientes como cada hijo
de vecino, sino unos políticos de gran talla que para eso se
habían leído “Aprenda política en diez días”, además de
hacerse un publicidad gratuita que les servía como aval,
para que sus afiliaciones al mismo, no fuese unas
afiliaciones cualquiera, sino que les hacían un gran favor
al partido, perteneciendo a él.
Pero mire usted, amigo guardia, lo que son las cosas que a
pesar del gran aval que aportaban con esa publicidad en la
que sólo creen los tontos con balcón a la calle que diría mi
amigo Manolo de la Torre, en el PSOE les dijeron que nones.
Vámos, que nos les dejaron ni subir los primeros peldaños de
las escaleras de la calle Daoíz
En el momento que el PSOE les dijo, a toda esa fauna del
librito que nones, que se fueran con la música a otra arte,
tuvieron más vista que un línce. Y, en eso, en conocer a
todos los de esa fauna y negarles su afiliación al partido,
hay que felicitarlos.
Lo mejor que hay, sin duda alguna, para conservar los
muebles de una casa, es luchar contra las termitas porque,
sino se hace, si no se realiza esa lucha para exterminar a
las termitas, terminan comiéndose todos los muebles y te
dejan la casa echa un asco. Y esa fauna de “nosotros los
políticos”, que corrieron hacia sus armarios a ver que
chaqueta se ponían, son auténticas plagas de termitas que no
dejan, a su paso por una casa, un mueble sano.
Visto el fracaso que había supuesto su desembarco en las
filas del PSOE, que en esos momentos era quien mandaba en
nuestra tierra y en todo el territorio nacional con Felipe
González al frente, decidieron salir corriendo hacia sus
casas, abrir el armario, y tratar de buscar otra chaqueta
que ponerse contraria, por supuesto, a la que habían
utilizado del PSOE, de donde les habían largado, incluido el
aval de la publicidad sólo creído por los tontos.
En esta ocasión, antes de escoger la chaqueta que ponerse, a
juego con el partido en el que querían desembarcar,
decidieron hablar antes, con algunos personajes importante
del mismo, a ver qué pensaban del asunto de sus desembarcos.
Y como decía la sabia de mí abuela, “siempre hay un tiesto
para una mierda”. Encontraron a unos de esos tontos que,
siempre , pasaron por allí, y apoyados y recomendados por el
pobre tonto de turno se afiliaron, al partido del tonto con
mando, en aquellos momentos, como políticos de talla.
El pobre tonto hablaba, de estos “fichajes” en el partido,
como algo único y exclusivo que sólo se debían a el trabajo
personal y en persona que él había hecho para conseguir a
estas “estrellas” de la política. Pobre infeliz.
Se cumplió el refrán ese que dice: “quien da de comer pan a
perro ajeno, ni tiene pan ni tiene perro”. Las termitas,
formadas por esta fauna de engaña bobos, se pusieron en
marcha y en menos que canta un gallo, se habían comido la
mano de quienes les dio de comer.
Que gran vista fue la que tuvo el PSOE al no dejarlos ni
subir los primeros escalones de las escaleras de su sede.
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