La aprobación de la nueva Ley Orgánica de Educación asienta
un futuro a largo plazo en el que aún quedan importantes
flecos por concretar. Mientras tanto, la inclusión de nuevas
asignaturas como ‘Educación para la Ciudadanía’, en
Primaria, y ‘Educación Ético-Cívica’, en Secundaria, la
perspectiva igualitaria en el estudio de las confesiones
religiosas en los centros, y la apuesta por las evaluaciones
de diagnóstico proponen un nuevo marco formativo más cercano
al concepto de la Unión Europea. La premisa: una legislación
basada “en la equidad, no en la calidad, donde la diversidad
sea la norma” y haya una estructura “común en la sociedad
plural que se está gestando”.
Esta visión de la LOE pertenece a Isabel Monguilot,
consejera técnica de la secretaría general de Educación del
MEC, que ha participado en la elaboración de la normativa
como asesora, y está, estos días, en Ceuta como ponente de
una conferencia sobre ‘Equipos Directivos’ en el CPR.
Tal como indica, la normativa sigue las directrices de la
Unión Europea. Así, mediante los aprendizajes
“imprescindibles” se potenciará una educación “europea y
transversal”.
La escolarización es gratuita de los tres a los seis años.
Un elemento de prevención “propio” de la formación temprana.
“No esperar hasta la Secundaria para que los jóvenes
aprendan a convivir”. La idea es cuanto antes, mejor. La LOE
busca una sociedad del futuro que haya “absorbido” los
principios de la empatía y el respeto cultural. Por esta
razón, las nuevas asignaturas de carácter cívico “no se
conciben como un área, ni proyectan suplir los valores
familiares; son un punto de apoyo vinculado a las
habilidades sociales, la reflexión y el diálogo”, explica
Monguilot.
A su juicio, la escuela es un centro de formación de
ciudadanos. “Un lugar donde se aprende y se vive”. Así, la
LOE se enmarca en un presente futuro en el que “no se puede
tener miedo de valores diferentes”. Todas las Comunidades
Autónomas han tenido un peso importante en la confección de
esta normativa. En el caso de Ceuta, se detiene. “Es una
ciudad plural, pero, al mismo tiempo, es muy homogénea”. En
su opinión, la educación local exige una “mayor
convivencia”. A este respecto, señala la nueva percepción de
las confesiones religiosas. Todos los dogmas son “iguales”;
“apostamos por la heterogeneidad de creencias”, concluye
Monguilot.
|