Creo, colegas, que en este tema
todos los ciudadanos sensatos pensamos lo mismo: la energía
nuclear es guay, pero, las centrales, lo más lejos posible
de nuestras casas. Normal. Después del disgusto de Chernobyl
,que a poco nos contamina a toda Europa y todavía vienen
durante los veranos a Andalucía los niños rusos de esa zona,
para pasar unas vacaciones recibiendo asistencia médica y
disfrutando de aire sin veneno, eso de vivir a la vera de
una central da mucho yuyu y mucho canguele, por más que se
pasen el día con los aparatejos midiendo los niveles de
radioactividad y prometiendo que el invento es seguro y que
está controlado. Los únicos que se oponen frontalmente a ese
tipo de energía son los Verdes que, en Alemania pintan algo
pero que aquí en España son unos zarrapastrosos que suelen
ir en comandita con los no menos zarrapastrosos marxistas.
Una lástima porque los ecologistas, siempre que no hayan
perdido la chaveta, se proponen salvar al planeta y tienen
buenas iniciativas en lo referente a energías no
contaminantes como son la eólica y la solar. Y países como
Finlandia dicen que el año 2012 ya no necesitarán petróleo,
un objetivo que debería perseguir todo Occidente, para
evitar servidumbres con esa OPEP que a mi personalmente se
me antoja conformada por una manada de indeseables a los que
jamás compraría un coche usado, porque no me fiaría.
De hecho se han tratado de patentar numerosos sustitutos del
petróleo, pero fabricado en laboratorio y las grandes
multinacionales se han adelantado comprando las patentes
para destruirlas. Ocurre igual que con la vacuna contra las
caries que fue inventada y retirada del mercado, porque los
dientes picados de la población dan de comer a laboratorios
farmacéuticos y a miles de profesionales. Las
multinacionales y los multipoderosos suelen ser igual de
hijoputas y de despiadados para con los habitantes del
planeta.
Pero yo a lo mío, que son las centrales nucleares y la
energía nuclear esa que los barbudos mamarrachos de Irán
quieren utilizar para enriquecer uranio y fabricar una bomba
atómica para lanzársela a Israel, lo que pasa es que,
nuestros primos judíos tienen más mala leche que un grajo y
van a lograr que, a los chiitas o antiguos persas, les metan
la mundial, de lo que me alegro, porque los países por donde
pululan los guardianes de la virtud con palos para brear a
la mujer que lleve un poco de piel al descubierto me son
especialmente odiosos y opino que con ellos, Occidente, debe
ser radicalmente porculero, con perdón de la palabra, pero
es que este ordenador es muy de ciberderechas y escribe lo
que le sale de su cableada ingle.
¿Qué si me parece tan interesante lo de las centrales? Si,
por supuesto, sobre todo cuando se habla de las centrales
nucleares del cristianismo que son los conventos de clausura
donde, sus santas moradoras, llenan de energía con sus
plegarias a toda la cristiandad. Esas monjitas, rezando,
tienen más potencia que el uranio enriquecido y lo digo con
conocimiento exacto de causa, porque he conocido a
religiosas, concretamente entré , visité y oré en el
convento de las Carmelitas Descalzas de Baeza allá por el
año 2000 cuando estaban ahorrando de sus míseros haberes
para restaurar un edificio catalogado como monumento
nacional. Eran nueve hermanas, la más joven que andaría por
los sesenta años, la madre directora, ella y las otras
abuelas sacaban unos céntimos haciendo bordados, lo que pasa
es que ahora no hay costumbre de bordar los ajuares de
novias, de hecho yo creo que las novias, como ya suelen ir
estrenadas, tienen muy poca ilusión en poseer un ajuar de
antaño con sábanas y mantelerías de hilo.
Escribí sobre las carmelitas, pero desde Marbella, el
claustro de un convento de clausura del siglo XVI que fue
medio quemado durante la Guerra Civil y que guarda en sus
entrañas de piedra tesoros del patrimonio, aparecía muy
lejano, muy irreal, por más que las hermanitas prometieran
rezar por Jesús Gil, que buena falta le hacía, para que
solventara sus problemas. Gil les hubiera restaurado el
convento de un plumazo, pero llegar a el era imposible,
había que salvar una barrera de auténticos tiburones. En una
de mis visitas las religiosas me invitaron a comer un
muslito de pollo en pepitoria y me enseñaron las bolsas de
plástico con las raciones de subsistencia que regalaban a
los inmigrantes que, a la espera de recoger la aceituna, se
abalanzaban sobre los campos jiennenses y malvivían
esperando un jornal en el campo. No iban al torno ni
mendigos ni marginales, iban los moros, mis paisas, que
dependían de las paupérrimas mujeres y de sus bolsitas con
el bocadillo de atún, el huevo duro y la manzana, para hacer
al menos una comida al día. “El torno suena que suena “Ave
María”…”Cantaba Carlos Cano, mi maestro, pero al otro lado
no responden “Sin pecado concebida”, hay poca conversación
“Tome hermano” y el hombre “Chucran” y esas parcas palabras,
con la bolsita de las viandas por medio, suena a querubines
y a ángeles cantores. Ahí, en esa humildad extrema, en esas
viejas manos que bordan orando y oran bordando o hacen
bocadillos para los moritos, ahí está nuestra energía
nuclear y nuestro uranio enriquecido. Conventos de clausura
no quedan muchos y santas mujeres que trabajan y rezan
compadreando con los ángeles de Dios hay pocas, pero para
mi, que cada una de ellas es BIC, bien de interés cultural y
hay que mimarlas y protegerlas, no diré que Dios las
bendiga, porque benditas son y son lo mejor que tenemos.
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