Clásico, pero innovador. Eficiente, pero ‘antilibro’. El
profesor Andrés Gómez (Ceuta, 1937) ha dedicado más de
cuarenta años al mundo de la docencia; tras jubilarse en
2002, decidió dejar por escrito las historias que había
vivido en las aulas de Barbate, Algeciras y su ciudad de
origen, y ahora presenta la segunda parte de ‘Vivencias de
un maestro’, “tengo historias para más libros, pero prefiero
dejarlo así”. En orden cronológico, Gómez relata, entre
líneas, el cambio social que ha experimentado el sistema
educativo. Una “dilatada” carrera como orientador, tutor y
docente en el área de Ciencias Naturales y Matemáticas le
acreditan para decir que no cree en los libros de texto
porque considera que un maestro que se circunscriba a ese
sistema de enseñanza, “no tiene creatividad”.
Partidario de libretas para que los alumnos tomen apuntes y
hagan los ejercicios de clase, asegura que la prensa es el
método “más eficaz” para la enseñanza. En su momento, dedicó
muchas horas lectivas para que los estudiantes crearan
opinión en las aulas a través de temas científicos como el
Sida, el aborto, la eutanasia o el deterioro de la capa de
ozono. “Si continuara mi carrera de maestro, sacaría gran
rentabilidad a la Gripe Aviar”. Fue un adelantado a su
época: “introduje la prensa en el aula para mostrar a los
estudiantes, los beneficios de leer el periódico”, explica
Gómez.
El autor de ‘Vivencias de un maestro’ cuenta historias de
una página sobre jóvenes preadolescentes que, un día, se
sentaron frente a su mesa y hablaron en alto, le contaron
secretos, provocaron problemas de convivencia, hicieron de
sus inquietudes una realidad y pasaron a formar parte de su
vida.
El recorrido impreso va de la mano de “buena memoria y una
gran hemeroteca”. Ahora, que “ya no tiene prisa”, echa la
vista atras y afirma rotundo que fue maestro “24 horas al
día”.
Para Gómez, un profesor debe incentivar las vocaciones de
los alumnos. “Aún son personas inmaduras, es necesario
encauzar su camino según sus posibilidades”. Aunque matiza
que la formación del alumno “debe estar coordinada entre los
padres, el centro y los docentes”.
Desde hace cuatro años, dedica sus horas a la lectura del
periódico y a recoger caracoles en el campo. “El vacio lo
tienes que cubrir tú”, afirma. No ha querido perder la
inquietud y se marca la disciplina diaria de escribir. No es
esclavo de la televisión, prefiere leer publicaciones sobre
historia. Ya no va al colegio, pero asegura que sigue siendo
maestro.
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La Educación “debe estar consensuada”
“Ahora no se llega a ninguna
parte. Los políticos y las fuerzas sociales debieran
sentarse a dialogar en pro del alumnado para crear una Ley
de Educación consensuada por un tiempo indefinido, más allá
de una legislatura”.
Así se pronuncia Andrés Gómez sobre el sistema educativo.
“Ha cambiado tanto con los años que se ha desvirtuado la
razón de las normativas”: la formación de los escolares.
Si tuviera que elegir una asinatura novedosa, apostaría por
‘Urbanidad’. “El civismo y la buena educación sentarían las
bases de una juventud madura y cualificada”, señala.
La escuela “necesita disciplina y orden; “cuando un maestro
pierde la autoridad, el proceso educativo se pierde”,
concluye.
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