Ring, ring, ring...
-¿Cómo se te ocurre llamarme ahora?
-Manolo, acaban de dar las once de la noche, no te
pongas así...
-Mira, metijón, creo haberte dicho, más de una vez, que a
esta hora estoy ya disfrutando de mi primer sueño.
-Coño, que estricto eres para todo. De verdad que no sé si
colgarte el teléfono o mandarte a tomar... baños de asiento.
-Eso mismo haré yo contigo si acaso carece de mi interés lo
que tengas que decirme a deshora.
-Vaya, no me han equivocado al contarme que llevas una
semana que no hay quien te aguante.
-Al grano, metijón.
-¿Sabes que le han ofrecido la presidencia de la Asociación
Deportiva a Ceuta a un empleado de Caja Madrid?
-Sí: me lo ha dicho Antonio García Gaona.
-¿Qué te parece?
-Que no es bueno ni para el empleado ni para la Caja.
-¿Por qué?
-Porque todo presidente está sometido a las críticas y
cuando se ostenta un cargo destacado en una entidad como
Caja Madrid no es conveniente asumir esa responsabilidad
futbolística.
-¿Ni siendo una persona extraordinaria y teniendo un gran
conocimiento del fútbol base?
-Ni tan siquiera así.
-¿Cuál es entonces la mejor decisión que deberían tomar las
autoridades deportivas?
-Yo sigo pensando que todo pasa por elegir un presidente
profesional. Y si esa idea es rechazada, se impone desde
luego que decidan los socios a la persona que debe regir los
destinos del club.
-Y ahora me dirás, si te pregunto, que esa persona debería
ser José Antonio Muñoz.
-Sí; es algo que no admite discusión. A no ser que haya un
interés desmedido en que el equipo termine desapareciendo de
aquí a unos años.
-¿No crees que te pueden acusar de estar haciéndole el
artículo al editor del periódico.
-A estas alturas, metijón, yo puedo opinar lo que crea
conveniente. Tal es así que ello me permite, en cuanto lo
estimo necesario, mostrar mi disconformidad en la redacción.
Si le conviene a la empresa. Y de no ser así, siempre está
el socorrido “good-by” y hasta otra ocasión.
-¿No me digas que tú, desde otra tribuna, seguirías
defendiendo la vuelta de José Antonio Muñoz a la
presidencia?
-Desde luego que sí. Porque el que yo esté en un momento
determinado en desacuerdo con una persona, o bien me
disguste su forma de actuar, no me va a impedir reconocerle
su valía en cualquier menester.
-Está visto que los soberbios ni son tacaños ni envidiosos.
-Bueno, yo creo más bien que el orgullo controlado
predispone a no padecer de la malsana pasión de la envidia
ni de la ridiculez de los tacaños.
-Cambiemos de tercio: ayer te vi de cháchara con Gregorio
García Castañeda en la plaza de África.
-Ayer lo que estaba diciéndole a Gregorio es que se diera
prisa en arreglar unos metros de acera en una barriada donde
hasta ahora ha habido heridos graves por deslizamientos y
caídas; pero que es posible que se produzca un desenlace
fatal.
-¿Y?
-Ya he podido comprobar que ha surtido efecto nuestra
conversación.
-¿De qué más hablasteis?
-De su relación con Elena Sánchez. Mañana a lo
mejor me dejo caer con algo referente a la misa funeral. Ah,
también le dije a Gregorio, metidos ya en faena, lo que
piensan de él en el PP: que es un incrustado que vive
pendiente de cuanto le conviene saber de las interioridades
del Gobierno.
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