Los tiempos cambian a velocidad de
crucero y es urgente y necesario adaptarse alos nuevos
tiempos. El Régimen Económico y Fiscal nació para acolchar
las desventajas competitivas de Ceuta y Melilla, tan lejos y
tan cerca de España. Bonificaciones en el impuesto sobre la
renta de las personas físicas, sobre el impuesto de
sociedades y patrimonios y sobre todo el Impuesto sobre la
Producción, los servicios y la importación, el tantas veces
mentado IPSI. Este será uno de los temas a debate, hoy, en
el Senado, a iniciativa del Grupo Popular que insta al
Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a llevar a cabo la
prometida reforma del régimen económico y fiscal de las
ciudades autónomas, promesa que el PSOE incluía en su
programa electoral y que desde el PP consideran que, mediada
la legislatura, es necesario concretar. Labor para la que
dan al Gobierno central seis meses de plazo para que la
reforma cristalice en las Cortes Generales.
Adaptarse a los tiempos porque, visto lo visto, tal vez no
sea suficiente con lo que ya tenemos. La economía ceutí
boquea como pez fuera del agua sumida en una larga crisis
sin aparente salida, una crisis que sufre especialmente el
comercio, principal y casi única fuente de ingresos pare las
arcas de la Ciudad Autónoma que carece de financiación más
allá de los impuestos especiales y el IPSI, que procede en
su mayor parte de lo que abonen los comerciantes ceutíes y
los que genere el poco comercio transfronterizo legal.
La reforma pasa por mejorar y pulir los detalles de estas
ventajas fiscales tomando nota de lo aprendido hasta ahora,
adaptando las ventajas, ampliándolas y limándolas para
evitar, por ejemplo, que la Ciudad Autónoma de Ceuta se
convierta en un peligrosos paraíso del fraude fiscal como
resultó recientemente tras destaparse una trama de
matriculación fraudulenta de embarcaciones deportivas que
aprovechaban las ventajas fiscales del puerto ceutí.
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