No estamos ante un nuevo recrudecimiento del fenómeno
migratorio, sino ante las consecuencias de los acuerdos de
cooperación entre los estados de España y Marruecos que
tuvieron como primer fruto el refuerzo de las fronteras del
reino alauita con Ceuta y Melilla, únicos pasos fronterizos
terrestres entre África y la Unión Europea, así al menos lo
explicó ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez
Zapatero durante la sesión de control al Ejecutivo
socialista.
Ayer precisamente, un cayuco con 110 inmigrantes llegó al
puerto de Playa de Santiago, en la isla de La Gomera.
En respuesta al portavoz del PP en el Senado, Pío García
Escudero, el jefe del Ejecutivo reconoció que este año ha
comenzado con datos "manifiestamente superiores" en cuanto a
la llegada de embarcaciones a las costas españolas -8.000
inmigrantes desde enero, según cifras aportadas por
Caldera-, pero rechazó que los centros de internamiento
canarios estén desbordados.
García Escudero, quien consideró que los inmigrantes se
encuentran "hacinados" y en condiciones higiénicas
"lamentables", opinó que la situación de Canarias es "la
historia de un clamoroso fracaso", consecuencia del proceso
de regularización puesto en marcha por el Gobierno tras
decidir "ir por libre" en la Unión Europea.
Acuerdos con Marruecos
Zapatero relacionó la presión migratoria que sufre Canarias
con el desplazamiento de los flujos, consecuencia de la
colaboración de Marruecos en la frontera de Ceuta y Melilla,
y aseguró que el Gobierno está haciendo el "máximo esfuerzo"
para controlar las fronteras canarias.
El secretario general del PP, Ángel Acebes, destacó por su
parte que las fronteras se han convertido en "un coladero" y
aseguró que lo están aprovechando las bandas de
delincuentes.
"Sí que tiene que ver con las bandas que trafican con seres
humanos la delincuencia que se está introduciendo en las
casas, en los robos con violencia, en los secuestros exprés,
en los homicidios, claro que tiene que ver", aseguró.
García Escudero en el Senado y Eduardo Zaplana y Acebes en
el Congreso se mostraron convencidos de que la presión
migratoria en Canarias es consecuencia del "efecto llamada"
del proceso de regularización y aseguraron que, en un año,
han entrado en España un millón de inmigrantes irregulares.
Zapatero rechazó esa cifra y pidió "prudencia" al PP ya que,
aseguró, entre 2000 y 2004 entraron en España un millón de
ilegales y el año en el que se registraron más llegadas a
bordo de pateras fue el 2003, con 20.000 inmigrantes. El
presidente del Gobierno aseguró hoy que se ha producido un
"cambio cualitativo en la actitud y el compromiso" de la UE
con el problema de la inmigración y pronosticó que las
medidas previstas conducirán a una "reducción sustancial" de
la presión que sufre Canarias.
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