Elocuente y cargada de ironía, así se puede calificar la
exposición de las conclusiones realizada por el abogado
madrileño Carlos Sánchez Peribáñez en la mañana de ayer. Al
igual que el resto de sus compañeros, el letrado encargado
de la defensa de H.A.M., imputado por un presunto delito de
blanqueo de capitales, solicitó la absolución de éste al
considerar que “no puede condenársele por ningún delito
porque no lo ha cometido”.
Una vez más, la falta de pruebas incriminatorias
contundentes ha sido el argumento esgrimido por la defensa
para solicitar al tribunal que dictase una sentencia
absolutoria. El letrado reconoció la importancia del
testimonio de un testigo de cargo para enervar la presunción
de inocencia aunque puso en duda que A.A.D. hubiese mostrado
la credibilidad suficiente para dar por verdadera su
versión: “¿se va a condenar a toda esta gente porque uno que
es narcotraficante acaba de ver la luz y ha decidido
cambiar?”. Según Peribáñez, el hecho de que el testigo de
cargo “sea un delincuente” no quiere decir que no pueda
tomarse en serio su palabra o que mienta pero “esto, unido a
su drogadicción y a numerosos elementos periféricos, como la
falta de estrés postraumático, me llevan a pensar que no es
muy fiable y que no vivió los hechos tal y como ha
relatado”.
A lo largo de la exposición fue desgranando todos y cada uno
de los puntos en los que se basaba la declaración del
testigo de cargo mostrando cómo, a su juicio, si todo
sucedió tal y como dice “esos señores se merecen ir a la
cárcel pero por estafa, porque si en Ceuta todo el mundo se
conoce no es normal que fueran sin cubrirse la cara”.
Con respecto a los 50 millones intervenidos, que son
realmente los que le conciernen a su defendido, demostró que
el 11 de enero de 2000 aún no era posible desviar llamadas
aunque el sistema entró en vigor apenas diez días después:
“eso me lleva a pensar que esa llamada nunca existió”.
Tampoco cree la versión policial que dice que los ocupantes
del vehículo se parasen ante la casa de A.A.A., sino más
adelante “y por eso se inventaron lo de que al ver a la
Policía se subieron al coche y avanzaron unos metros antes
de huir a pie”. Además, demostró con documentos que los
billetes salieron del Banco de España apenas 1 mes antes de
los hechos y que por tanto, “no podían proceder de ninguna
banda mafiosa”.
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