De acuerdo con la postura defendida a lo largo de todo el
juicio, la letrada Milagros Fernández, defensora de A.M.A.
volvió a pedir al tribunal la absolución de su defendido por
entender que se trata de una persona “psicológicamente
inestable y con una fuerte adicción a las drogas” aunque
justificó la presentación de una alternativa de condena de
un máximo de un año porque “existía la posibilidad de que la
sala dictase una sentencia condenatoria y nos vimos en la
tesitura de presentar atenuantes”.
Milagros Fernández dijo, además, que el acusado no tenía
relación con ninguno de los otros acusados y que, incluso,
no se llevaba bien con A.A.A. por lo que “es ilógico pensar
que dicha persona lo llamara a él, en alguien que no
confiaba, para hacerle un ofrecimiento económico al testigo
a cambio de su silencio”.
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