El otro letrado que ayer expuso sus conclusiones ante el
tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta fue
Jorge Gil Pacheco, encargado de la defensa de M.A.A. el otro
supuesto ‘cerebro’ de la emboscada que le costó la vida al
‘Kimbi’ en la Nochevieja de 1999 y que, en esas fechas,
también se encontraba en la ciudad santa de La Meca, en
Arabia Saudí. Al igual que su colega, solicitó la absolución
para su cliente y del resto de imputados por considerar que
no hay pruebas que sirvan para condenar a quienes se sientan
en el banquillo de los acusados.
Para el letrado del turno de oficio el escrito de acusación
de la Fiscalía y la acusación particular se parece al guión
de una película en la que los procesados son inocentes “pero
luchar contra el aparato de poder es muy difícil y, aunque
no lo podemos acreditar, hubo alguien importante detrás de
todo esto”. Respecto a las continuas afirmaciones vertidas
en la sala en las que se decía que todos los testigos que
decían lo contrario a Malika estaban “comprados” y mentían,
señaló que tal vez la realidad fuera justo la opuesta y que
el hecho de que la mayoría de los testigos presentados por
la defensa fueran amigos o familiares se debía
exclusivamente a que el asesinato se produjo en una fecha
especial y “de carácter familiar para los musulmanes”.
Una de las principales críticas que le hizo a la parte
acusadora, fue que no mantenían una postura clara con
respecto a la validez de las declaraciones previas de los
testigos: “dicen que lo que vale es la declaración en el
acto del juicio del testigo de cargo mientras que con la
pastelera dicen que lo único que vale es lo anterior y no lo
de ahora”.
Gil recordó al tribunal que el Tribunal Supremo reconoce el
valor de la declaración del testigo de cargo aunque “debe
estimar con suma cautela el testimonio de éste cuando ésta
es la única prueba que puede llevar a unas personas a la
cárcel”. Por este motivo y por la falta de pruebas, el
abogado ceutí apeló en varias ocasiones al tribunal para que
hiciese uso del principio ‘in dubio pro reo’ y dictara una
sentencia absolutoria para todos los acusados al tiempo que
instaba al tribunal a tener muy presente que el testigo de
cargo fue detenido por la Policía “tras pegar cuatro tiros a
la puerta de un pub porque no le dejaron entrar” y que su
testimonio no era suficiente para romper el principio
constitucional de presunción de inocencia.
Respecto a la versión dada por el testigo de cargo, señaló
que ésta no era consistente, porque no se había mantenido
inmutable a lo largo del tiempo y que A.A.D. tan sólo había
seguido “las instrucciones expresadas por Malika que ha sido
quien ha influido directamente en las declaraciones de éste
tal y como reconoció el ex cuñado de ella”.
Otros datos que para la defensa de M.A.A. restan
credibilidad al testimonio del herido son la falta de datos
periféricos que corroboren los hechos así como las
declaraciones de testigos como el ‘Bicicleta’ que aseguró
que éste le había confesado que sólo eran dos encapuchados
pero que Malika le dijo que tenía que decir otra cosa “para
implicar a A.A.A. y M.A.A. porque les tenía muchas ganas y
que, a cambio, le proporcionaría el mejor abogado”. Los
errores iniciales en la identificación de los autores del
tiroteo también fueron considerados un elemento de
descrédito ya que Gil considera que las lista de nombres iba
variando “según se iba confirmando que esas personas no
podían haber sido porque estaban fuera de Ceuta el día de
los hechos”.
“No es lógico que diga que no sabe cuáles son los motivos
del tiroteo y luego señale a mi cliente como uno de los
cerebros de la operación. Por eso, consideramos que su
testimonio no debe ser considerado válido”.
El asunto de los dos encapuchados a los que se refieren
varios testigos presenciales de los hechos apoyan esta
teoría de la defensa porque “no tienen porqué mentir y
máxime cuando varias personas próximas al testigo de cargo y
a la familia del fallecido han reconocido que se elaboró una
lista de imputados en colaboración con la Policía”.
Para Gil no existe ninguna prueba indiciaria de los hechos
que se les imputan a los acusados y todo se basa en “una
simple sospecha porque llegado el momento del informe
seguimos sin saber cuáles son esos indicios categóricos que
demuestran la participación de los acusados como
inductores”. Otra muestra irrefutable de que la acusación
particular no tiene una base sólida fue el careo: “los
testimonios de Malika y el testigo de cargo se vinieron
abajo ante la contundencia de la declaración del ‘Bicicleta’
por ello tuvieron que recurrir a los insultos”.
Vehículo
“La mera ocultación o devolución de la prueba del coche es
más que suficiente para dictar una sentencia absolutoria”,
señaló la defensa de M.A.A. Para el letrado está claro que
la entrega del vehículo supone la pérdida de una “prueba de
vital importancia que invalida todo tipo de pruebas
relacionadas con el vehículo”.
Gil Pacheco mantuvo, en sus conclusiones, la inocencia de su
cliente y terminó su intervención apelando de nuevo al
principio de ‘in dubio pro reo’ por entender que no hay
pruebas que puedan considerarse incriminatorias.
|
“Creo que el testigo se tiró al suelo y no los vio”
Para Jorge Gil y su defendido lo
que sucedió aquella noche está bien claro: el testigo de
cargo, al ver que era objeto de un tiroteo, “se tiró al
suelo del vehículo y no vio nada, ni a los pistoleros, que
iban encapuchados, ni nada aunque luego se vio obligado a
mantener otra versión para lograr sentar a estas personas en
el banquillo de los acusados”. Por este motivo, en un primer
momento, el testigo de cargo “no sólo nombró a mi defendido
sino que lo reconoció fotográficamente pero al saber que
estuvo en La Meca dijo que lo había confundido con otro de
los acusados”.
|