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OPINIÓN - MARTES, 23 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Pepe se hará el lipendi
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En cuanto José Jenaro García-Arreciado tome posesión de su cargo será el noveno delegado del Gobierno que ha tenido Ceuta desde que los socialistas ganaron las elecciones de 1982. Tengo sus nombres a mano y me atrevo a decir, recurriendo a la memoria, que Luis Vicente Moro es quien más tiempo ha permanecido en este puesto tan complicado. No me extraña, pues, que en un momento determinado estuviera a punto de perder la olla.

Porque hay que estar muy centrado para ir acumulando poder y sin embargo no complicarse la existencia en ningún momento. Hablo del poder que otorga ser la persona más enterada de los entresijos y secretos de una ciudad pequeña, pero con problemas de urbe grande. Y, desde luego, algunos de ellos muy singulares por generarse solamente aquí.

A la hora de buscar un delegado que guarde cierto parecido a Moro, a mí se me viene a la vista, inmediatamente, el nombre de Manolo Peláez. Mutatis Mutandi. Pues ambos gustaban del ordeno y mando y de controlar todos los pasos que daban los cargos de su partido. Los demás, y si exceptuamos a Pedro Miguel González, listo, hábil, y sabiendo transitar la calle, pasaron de puntillas por el cargo. Aunque conviene subrayar la mala suerte que tuvo María del Carmen Cerdeira, por mor de lo ocurrido en las Murallas Reales. Donde muchísimos inmigrantes se rebelaron durante una mañana que dio la vuelta al mundo.

Pero no voy a entrar en más detalles sobre los ex delegados del Gobierno, pues es tarea que Domingo Ramos conoce mejor que yo y ya nos ha anunciado que los va a retratar de uno en uno. No olvidemos que Domingo ha sido funcionario y ha estado mucho tiempo en el sindicato vertical y, cómo no, en la Delegación del Gobierno. Aunque sí aprovecharé la ocasión para darle la bienvenida a García-Arreciado. Del cual conozco lo que dice su historial y lo que él nos ha contado en una entrevista que le hicieron el domingo pasado.

Debo creer al nuevo delegado cuando declara que él se enteró el jueves pasado de que el Gobierno le iba a ofrecer el cargo. Día en que la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, le pidió su conformidad. Sigilosa manera de actuar del Gobierno que parece ser norma en tales situaciones. No obstante, lo que a mí me admira es la facilidad con que estos políticos dicen sí a la propuesta sin tomarse siquiera un tiempo para reflexionar. Y nos obligan a creer que son tan disciplinados que aceptan sin rechistar el nombramiento. Por más que desconozcan el sitio a donde son enviados. Como es el caso que nos ocupa.

Luego, cuando se le pregunta si es consciente de que llega a una ciudad donde bien pronto PP y PSOE van a empezar a despellejarse en una campaña electoral que será a muerte, apela al entendimiento y respeto que debe haber entre partidos democráticos. Sería lo ideal. Mas es algo imposible cuando se trata de que los políticos se ganen en las urnas el derecho a seguir viviendo de la política y sigan yendo a gustito en el machito del poder. Por lo tanto, ya se puede ir preparando el nuevo delegado para recibir las primeras andanadas de los senadores y diputado populares. Sobre todo del diputado: pues Francisco Antonio González lleva tanto tiempo barzoneando por los pasillos del Congreso que, sin lugar a dudas, ya tendrá una lista de cargos con las que ir minando la tranquilidad de quien también parece que nació siendo diputado. Y es que García-Arreciado se ha pasado tres lustros en el Congreso. Un mundo. Menos mal que ha exhibido bandera blanca diciendo que hubo un tiempo donde hizo amistad con Torrado. Y conociendo a Pepe, seguro que éste se hará el lipendi.
 

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