La tensión política en torno a la redacción del nuevo
Estatuto de la ciudad Autónoma de Ceuta sigue en aumento,
como asÍ se desprende de las continuas controversias que
vienen surgiendo desde que, hace más de un año, se
constituyó la correspondiente Comisión para negociarlo. Y es
tema en el que creemos deben estar todos de acuerdo, desde
el partido en el Gobierno, Asamblea de la Ciudad, partidos
políticos, entidades sindicales, empresariales y de toda
índole que han venido asistiendo a las sesiones de la citada
Comisión, a fin de llegar a la “formula de arbitrar la norma
jurídica mas adecuada y eficaz que satisfaga las necesidades
e intereses de los ciudadanos”, que diría Alfonso Perales,
Secretario Federal de Política Autonómica del PSOE.
Hemos visto también, como por parte del Partido Unión
Democrática Ceutí que preside Mohamed Alí, se ha anunciado
la ruptura de relaciones institucionales con el Gobierno del
Partido Popular hasta que “se desvincule a la formación de
posiciones pro marroquíes”, o sea, que UDCE seguirá
asistiendo a las sesiones plenarias, “pero será ese el único
espacio que comparta con el ejecutivo de Juan Vivas”. Y
tenemos que preguntarnos si serán capaces, los políticos
principalmente, de llevar adelante un proyecto de tanta
importancia para la Ciudad como es la redacción de unos
nuevos Estatutos que cubran las carencias legislativas y de
servicios (aun cuando no se quieran acoger por ser
inasumibles dado sus altos costes económicos competencias de
Sanidad, Educación o Justicia) tan importantes para la
ciudadanía, cuando en el seno de la Comisión constituida al
efecto, el verdadero foro donde ha de someterse y discutirse
su definitiva redacción para su posterior aprobación por el
Gobierno, no se ponen de acuerdo al objeto de sacar adelante
una norma que sirva para lograr la equidad, como decimos, en
el acceso a los servicios sociales y bienestar de todos los
ciudadanos, canalizados a través de los Estatutos que
regulen, además, la vida política, económica y social de
Ceuta.
Dejar las cosas como están, que es lo que puede conseguirse
si se sigue con tanta desavenencia o interfiriéndose la
marcha de las negociaciones por cuestiones de otra índole ya
enumeradas, (últimamente hemos observado el tema de
inscripciones o no en el Padrón de ciertos ciudadanos, lo
que ha producido un duro enfrentamiento entre el Partido
Popular en el poder y la otra opción política importante) y
más con referencia al Estatuto cuando se conocen las
diferencias que vienen surgiendo en temas como la inclusión
del idioma árabe (lengua co-oficial en el Estatuto que
defiende la UDCE al apoyar una petición que le demanda su
electorado que para eso le votó), no creemos que conduzca a
ningún puerto sino que, al contrario, viene creando una
tensión innecesaria que provoca desconsideración e
indiferencia por parte de la ciudadanía, que siempre ve las
mismas caras en los sillones parlamentarios con las mismas
situaciones, hacia los entes políticos y sus representantes
dada la agitación y viveza con que se vienen tratando temas
tan importantes para la Ciudad, entre otros, como es la
redacción del nuevo Estatuto.
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