Si el PSOE hablaba de talante a su
llegada al Gobierno de la nación, el delegado del Gobierno
nombrado para Ceuta, hasta ayer, Jerónimo Nieto, ha sido un
excelente exponente de temple y de dedicación hacia el
cometido -nada fácil- que le había tocado por orden del Jefe
del Ejecutivo nacional.
Con Jerónimo Nieto al frente de los destinos de la
Delegación del Gobierno se han logrado objetivos claros y
definidos que no han pasado inadvertidos. Por encima de ver
la botella medio llena o medio vacía, es un hecho que el
Biutz se ha abierto; que el hospital ha experimentado un
notable avance; que la inmigración ha reducido sus niveles
históricos en Ceuta; que el presidente del Gobierno ha
venido oficialmente de visita a la Ciudad Autónoma; que el
programa A.G.U.A. también tiene su trascendente incidencia
en esta ciudad al estar ejecutándose ya la segunda fase de
la necesaria renovación de la red de abastecimiento de aguas
y se haya firmado recientemente el convenio para la
construcción de la EDAR...
Entre otras actuaciones de mayor o menor importancia
política o más o menos criticado, Jerónimo Nieto se ha
caracterizado por ser un delegado abierto a los medios,
amable con todos y, por otro lado, gestor válido hacia los
intereses de Ceuta. Un delegado que ha sabido ‘cohabitar’
institucionalmente con un gobierno autónomo de distinto
signo político en el que la lealtad institucional se ha
mantenido por encima de cualquier otro interés.
Aunque el juego político marca, como es evidente por otra
pate, unas reglas claras respecto a la asunción de méritos
en diferentes gestiones y aún siendo éstas motivos de
ciertos tiras y aflojas lógicos en la concepción de la
llamada batalla política entre dos grandes partidos como el
PP y el PSOE, es bien cierto que, precisamente por el propio
talante y las acciones de Nieto, cargadas siempre de
pragmatismo, no debía ser considerado lo idóneo en una gran
recta final, como la que se avecina, donde la meta está
situada en las próximas elecciones locales y la batalla
tiene visos de dureza. Todo puede ser válido en este juego
político en el que si hay algo que debe quedar
meridianamente claro es que Ceuta debería quedar por encima
de partidismos para no verse perjudicada.
En todo caso, delegado, hasta siempre.
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