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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17 DE MAYO DE 2006

 
OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Programas y objetivos

Por Domingo Ramos


En todos los programas electorales de las diversas opciones políticas nacionales y también locales hemos visto como se contemplan acciones de toda índole, pero se resalta la resolución de las que, según las encuestas, mas interesan a los españoles como el terrorismo, el paro, la sanidad, la educación, la vivienda… orden que últimamente se ha visto alterado por las circunstancias políticas ya que se habría de intercalar, según el territorio donde se viva, el tema de las nacionalidades.

Pero hoy nos vamos a circunscribir al tema de la vivienda, arma electoral bien empleada por quienes propugnan acabar con este problema que prometen la construcción de equis hogares e, inclusive, los plazos de ejecución, pero nunca se llega a alcanzar, en este aspecto, la propuesta electoral del programa. Y habría que coger estas proclamas electorales, copiarlas en grandes carteles y exponerlas públicamente para que en las calles, plazas y otros lugares de libre acceso y numerosa concurrencia, pudieran ir valorando los ciudadanos e ir anotando en las mismas su opinión al respecto y así concretar hasta que punto los objetivos propuestos no llegan nunca al nivel de lo prometido, todo ello durante el período que abarque una legislatura. Al mismo tiempo, serviría para hacer callar a estos profesionales de la verborrea, voceros de sus programas, al estilo de Ramonet el de la mantas campeón de España de charlatanes, que a la hora de prometer no se paran en las dificultades que pudieran surgir, tanto de presupuestos como si de disposición de solares se tratara. La cuestión es prometer y “ahí queda nuestro programa, a ver quien lo supera”.

La causa principal que nos ocupa es que no acaba de darse con la solución del problema de la vivienda y por ello, en más de cincuenta ciudades españolas, multitud de jóvenes han reivindicado en las calles unas viviendas dignas y asequibles de precio.

Jóvenes, en la mayoría de los casos, con deseos de independizarse y, otros, que la necesitan para formar su nido de amor y dar cumplimiento al ciclo de la vida de “dejar a su padre y a su madre y constituir un hogar donde crecer y multiplicarse” que dado el alto valor de su adquisición difícilmente, como están las cosas en la actualidad, puede estar a su alcance.

Por todo cuanto hemos comentado, creemos que, cuando un/a joven llega a su casa y dice a sus padres y prometido/a que ha encontrado un piso por doscientos cincuenta mil euros (o sea, el cincuenta por ciento de su sueldo durante mas de cuarenta años, contando los intereses de la hipoteca) y a éstos les parece bien la adquisición, pensamos que algo no funciona y que los marcadores que hemos propuesto referidos al grado de ejecución de los programas electorales de los partidos políticos, debían de sembrarse, llegado el caso, de desencantos, tachaduras y enmiendas para general conocimiento, recato y vergüenza de las diversas opciones que así los hacen público.
 

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