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OPINIÓN - LUNES, 15 DE MAYO DE 2006

 
OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

El timo de la estampita

Por Domingo Ramos


No tenemos mas remedio que ocuparnos hoy, triste realidad, de quienes asesorados por familiares o allegados de cierta confianza invirtieron sus dineros en “bienes tangibles” y nada mejor para ello, pensaron, que hacerlo en AFINSA o FORUM FILATÉLICO donde depositaron sus ahorros, quizás conseguidos con demasiados esfuerzos, para la obtención de unos intereses que resultaban ser de los mas altos del mercado, alejándose de las inversiones en “ladrillos”, por una parte, debido quizás a la modestia de sus depósitos y, por otra, estamos seguros, rehusando a situaciones de riesgo como las que ahora han aparecido en la ciudad de Marbella.

Y se trata, en la mayoría de los casos, de personas de economías medias que conociendo también las situaciones creadas por entidades financieras que dieron “el palo” como Gescartera (que se lo pregunten al Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil o a la Mutualidad General de la Policia Nacional) han ido buscando una mejor rentabilidad (en estos tiempos que el mantener una cuenta corriente cuesta dinero) invirtiendo en sellos, sellos que a la postre se han convertido, viendo la forma que han tenido de multiplicarse, en cromos y éstos, a su vez, en el elemento justo para llevar a cabo la estafa similar al tan conocido “timo de la estampita” que ni el genial actor Tony Leblanc en su película “Los Tramposos” podría haber mejorado. En definitiva: la Fiscalía Anticorrupción ha acusado a la Sociedad de Inversiones Filatélicas AFINSA de estafa, falsedad documental y delito contra la Hacienda Pública y al FORUM Filatélico de estafa, blanqueo de capitales, insolvencia punible y administración desleal, estando en quiebra ésta ultima con un desfase patrimonial de 2.416 millones de euros.

Por otra parte el Gobierno ya ha anunciado que, a la vista de que estas empresas no están registradas como entidades bancarias o financieras propiamente dichas y, por consiguiente, no sujetas a la intervención del Comisión Nacional del Mercado de Valores, no existen mecanismos de protección o supervisión que garanticen la integridad de las inversiones, lo que hace que por mucha tranquilidad y serenidad que se recomienden a los afectados “que empiecen a recopilar documentación, resguardos bancarios y justificantes de depósitos para poder ejercer las reclamaciones pertinentes”, a fuerza de ser pesimistas, pensamos que poca seguridad van a tener para conseguir de los organismos o entidades estatales la devolución de sus fondos ya que por las Asociaciones de Consumidores, a las que pueden encomendar su defensa, como órganos intermediadotes, la única acción que se les puede encomendar es la gestión de recabar los reembolsos ante los tribunales de justicia que, por otro lado, ardua tarea les queda para resolver ¿en cuanto tiempo? las trescientas cincuenta mil denuncias a presentar y la recuperación de los fondos estafados. Pensamos, pues, que los damnificados, como siempre, van a ser los modestos inversores citados que ya, por desgracia, salvo que se produzca un milagro, han dado por perdidos después de años de esfuerzo personal los ahorros conseguidos y, lo que es peor, la esperanza de cierto respaldo económico a su futuro. Es por tanto llegado el momento de que por parte de los órganos de la Administración se prevean los cauces pertinentes en orden a la evitación de estos desmanes y se dicte la reglamentación que corresponda para asegurar y avalar los depósitos de los ahorradores como los que actualmente nos ocupan que han venido actuando dentro de las más estrictas normas legales y correspondiendo con sus impuestos reglamentarios al Erario Publico para que luego, llegado el momento, se vean, de la noche a la mañana, totalmente desprotegidos y despojados de sus bienes.
 

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