Los ciudadanos canarios andan
auténticamente angustiados con la avalancha de inmigrantes
africanos en sus costas. El tema lleva largo tiempo siendo
noticia de telediario y la opinión generalizada de todos los
europeos es que, nuestro continente, no tiene capacidad para
absorber toda la pobreza de Africa. Ni Europa tiene
capacidad para absorber la miseria africana ni los EEUU
tienen capacidad para absorber toda la pobreza de
Latinoamérica.
Pero en este aspecto, en el de la avalancha de africanos que
han variado sus rutas, eligiendo Mauritania y Senegal como
punto de partida de los cayucos, el gobierno de Zetapé ha
actuado con rapidez y de manera muy adecuada. En primer
lugar resucitando aquel viejo convenio bilateral del año
1992 en el que Marruecos aceptaba la devolución de todo
extranjero que llegara a España pasando por el reino
alaouita, si el acuerdo se cumple la emigración africana de
pateras y de saltar las vallas dejará de ser un problema.
Lo elogiable es que, han suscrito idéntico convenio con
Mauritania que acogerá a los que han partido de sus costas.
Ya vimos en el telediario a nuestros soldados levantando
tiendas de campaña para hacer una especie de campamentos de
acogida, muy correcto. Y también la decisión de la estupenda
ministra Maria Teresa Fernandez de la Vega de comenzar los
vuelos de repatriación de los ilegales en dirección a
tierras mauritanas. ¿Dónde está el problema? El efecto
disuasorio de un auténtico puente aéreo entre Canarias y
Mauritania repatriando inmigrantes ilegales sería
fundamental. No un vuelo anecdótico con cuarenta individuos,
sino un vuelo tras otro y aligerando los trámites policiales
y sobre todo, mostrando un respeto hacia los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado no haciéndoles perder el
tiempo con “supuestas” identificaciones de individuos que,
en su mayor parte, mienten sobre su origen y procedencia
para evitar ser repatriados.
Si somos realistas, la identidad real del ilegal no es
nuestro problema, el problema español es acogerles, darles
ropa seca y mantas, alimentos, atención sanitaria si la
requieren de forma fehaciente, una orden de expulsión y al
avión. Respetando todos los derechos humanos, es decir,
tratando a los inmigrantes con corrección y humanitarismo
pero también con firmeza. Tal y como llegan, al avión y de
vuelta. Sería un trasiego interesante durante un par de
meses, hasta que las mafias comprendan que Mauritania está
más quemada para la inmigración que el cenicero de un bingo
y que, quien de allí sale, allí regresa en virtud del
tratado bilateral.
Lo que los ciudadanos no digerimos es que molesten y agobien
a nuestra policía ni a nuestra guardia civil. Ahora por
ejemplo mandan una espectacular embarcación de vigilancia a
las costas mauritanas, para enseñar a los aduaneros
mauritanos a hacer vigilancias y cosas similares. Pérdida de
tiempo. La iniciativa sería inteligente y adecuada si, las
lanchas de vigilancia, nada más ver un cayuco, le obligaran
a retornar a Mauritania o lo remolcaran sin más zarandajas
ni más protocolos. ¿Para que tanto trámite y tanta
burocracia? Tal y como llegan se devuelven, exactamente
igual que cuando los que llegan por Tarifa son marroquíes,
que no les dejan ni piar y les retornan de inmediato,
cumpliendo la legalidad vigente. Los socialistas han actuado
con rapidez y astucia en el caso mauritano, un 10 para
ellos. Los míos, los peperos, no consiguieron ni reflotar el
tratado bilateral suscrito con Marruecos ni zanjar la
llegada de cayucos, eso si, cuando lo de Perejil, los míos
fueron un pasón y Aznar puso los huevos encima de la mesa ¡chapeau!.
Pero para inmigración poco imaginativos y con pocas
iniciativas sensatas, como las que yo conozco por ser
ciberderecha neocom. ¿Qué les comente alguna por pura
curiosidad? Por supuesto, ahí va: Prohibir tajantemente las
remesas de dinero al extranjero por parte de los
inmigrantes. Ni Western Union ni pollas en vinagre. El
dinero que ganen en España tienen que invertirlo en España,
comprarse aquí su casa con una hipoteca como todo hijo de
Dios, meterse con las letras del coche y para el exterior ni
una perra gorda.
Porque lo que no es de recibo es que, miles de inmigrantes
se deslomen trabajando y malvivan en España mientras mandan
el dinero al exterior. Se crean bolsas de pobreza, se impide
la auténtica integración y aunque es humano, como en el caso
de los ecuatorianos, vivir míseramente para ir
construyéndose casas tipos Falcon Crest para dar muestra de
prosperidad y dar envidia a los vecinos que no se marcharon,
los cierto es que, la sangría que va hacia el exterior en
nada beneficia nuestra economía. Esto sería al tiempo una
dura y fructífera lección para esos países cuyos
desaprensivos e inútiles gobernantes ven las remesas de los
inmigrantes como principal fuente de ingresos de su
economía, pero esa fuente no les sirve para dar formación y
trabajo, para que nadie más tenga que emigrar. ¿Dónde está
el problema?
No hay problema. Los africanos tal y como llegan, la
atención humanitaria y de regreso. ¿Qué huyen de la pobreza
extrema propiciada por gobiernos corruptos y golferas? La
solución no es dar toneladas de euros a los corruptos
gobernantes, sino que, si no tienen capacidad para
autogobernarse, crear prosperidad, autogestionarse, crear
riqueza, dar educación y crear infraestructura, tal vez les
interesara un neocolonialismo en toda regla. Por ejemplo,
Argelia gestionada por Francia, Nigeria gestionada por
yankis y Zaire por belgas. ¿Qué eso no lo aceptarían jamás?
Vale. Pues tienen un problema, vamos, más que un problema,
un problemón.
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