Profesional de reconocido prestigio que ha participado,
como forense, en los juicios más relevantes del panorama
nacional. Luchador de las pruebas y determinante en los
casos más sonados de los últimos tiempos (el proceso de las
‘Niñas de Alcasser’ o el iniciado tras la intoxicación
masiva con aceite de colza), Luis Frontela estuvo esta
semana en la Ciudad Autónoma para alumbrar dar su opinión
profesional acerca de la prueba de la parafina que se le
practicó a uno de los acusados en el caso que se sigue por
el asesinato del ‘Kimbi’. En el año 2000, la Policía
le hizo a A.M.A. la prueba de la pólvora hallando restos de
pólvora en sus manos. Este experto en medicina legal planteó
ante el tribunal que las muestras tomadas no se hicieron de
la forma adecuada y que, por lo tanto, el análisis de una
prueba tan determinante como ésta estaba “contaminado” y no
tiene “ningún valor para determinar la autoría del acusado”.
- ¿Por qué sostiene que las pruebas no fueron bien
tomadas?
- Si usted toca algo que tiene plomo en la palma de la mano
es plomo y, por lo tanto, si no se toman muestras de la
palma de la mano no se puede saber si ese plomo es de
contaminación o de un disparo. La toma de muestras fue una
chapuza porque para tomarlas bien tiene que haber una
garantía de que no hay falsos positivos ni falsos negativos
y para que haya esa garantía, siempre, por lo menos hay que
tomar de cada mano, tanto de la palma como del dorso y
además una parte de piel que esté a distancia de la mano.
Hay que ser muy serio porque muchas veces, de eso depende la
libertad de una persona.
- ¿Eso quiere decir que ha habido irregularidades en
otros casos?
- No. Yo no hablo de otros muchos casos, lo que digo es que
en todas las muestras, sea la Policía o sea quien sea, deben
ser muy conscientes de su responsabilidad. Yo no hablo de
otros casos sino de que la norma correcta internacionalmente
admitida es tomar muestras de la palma, del dorso y de un
trozo de piel a distancia de las manos. Todo lo que no sea
eso es una chapuza que puede inducir a error.
- Entonces, ¿el hecho de que la muestra esté mal tomada
quiere decir que el acusado no fue el autor del disparo?
- No. No podemos decir si determinada persona es el asesino
o no, ésa es una competencia de los jueces y los tribunales.
Lo que yo hago es pronunciarme sobre si una prueba está bien
o mal realizada. Sólo digo que hay que tener una gran
prudencia si únicamente eso va a llevar a una persona a la
cárcel. Aquí el problema es que, normalmente, los jueces
tienen en sus manos muchos elementos de juicio, no sólo
determinada prueba, sino otras cosas como los testimonios.
Yo tengo fe en los jueces y creo que ellos juzgan en
conciencia.
- En un caso como éste, con tantos acusados, peritos y
testigos, existe una gran dificultad para discernir la
verdad.
- Sí pero si estamos hablando de una prueba fundamental que
es de por sí determinante, hay una cosa muy sencilla que no
comprendo y es que nosotros solicitamos que, ya que había
una duda científica que invalidaba esa prueba que se
volviese a analizar porque es una técnica que no destruye la
muestra y eso daría claridad respecto a si disparó o no. No
puede ser que el simple hecho de tener plomo en la mano
pueda llevar a alguien a la cárcel.
Para mi, el resultado también es incorrecto. ¿Cómo va a
tener los mismos metales exactamente la mano de la persona a
la que se le ha perforado con una bala que la persona que
presuntamente ha disparado? Eso da mucho que pensar. La
persona que ha disparado debe tener, fundamentalmente, los
metales del fulminante, que es la parte de atrás de la
munición, que son el bario y el antimonio. Por su parte, la
persona que ha recibido el tiro tendrá los metales de la
bala. Es extraordinariamente raro que el sospechoso y quien
recibe el tiro tengan exactamente lo mismo. Eso hay que
aclararlo.
La víctima había sangrado luego los resultados no pueden ser
iguales. Me da igual que el aparato de análisis esté
homologado pero ya se parte de un error enorme en la toma de
las muestras que invalida todo lo demás. Al repetir el
análisis se verá la diferencia que hay entre uno y otro y se
verá, de verdad, si el sospechoso tiene o no elementos que
pueden proceder del disparo. Pero eso es algo que los
abogados y los jueces determinarán si es pertinente o no, yo
como perito sólo puedo sugerirlo.
- En el crimen de ‘Las niñas de Alcasser’ sus teorías
plantearon muchas discrepancias con otros especialistas.
¿Esto es algo que le suceda a menudo?
- Hay cosas que son de sentido común. Si a unos cadáveres
les amputan las manos, la cabeza y todas las lesiones para
que el perito que venga después no pueda ver nada; eso es
canallesco, no es discrepancia.
Si a un cadáver hay que hacerle estudios para ver si hay
esperma, de quién es, indagar pelos del homicida y lo
primero que se hace es lavarle y todo desaparece, ¿eso qué
es? ¿discrepancia? Es una chapuza.
Si en un levantamiento de cadáver de quienes están
enterrados no se preocupan de coger un detector de metales y
en el lugar indagar si existen balas, pues chapuza.
Entonces, claro, mientras no exista en España una adecuada
especialización, habrá lagunas y si hubiese unos
observadores internacionales muy cualificados, tendrían las
mismas discrepancias que tengo yo.
Porqué no se exige que en medicina legal sea uno
especialista, ¿por qué esa discriminación? Exija ser
especialista igual que se le exige a un cirujano o a un
cardiólogo, proporcione una buena formación, no se den
títulos por complacencia o sin un respaldo de una formación
sólo para estar colgados en el techo y luego háblese de
garantías.
- ¿La mediatización de los casos perjudica la
investigación?
- Normalmente, hay medios de comunicación que tienen unas
líneas editoriales que escoran un poco determinadas
informaciones.
Con el crimen de Alcasser quedé asombrado cuando medios
informativos decían cosas que luego no estaban respaldadas
por el cien por cien de la realidad de lo que se dijo en el
juicio, por eso me quedó un mal sabor de boca.
No obstante, le digo, un medio de comunicación creo que
dejaría de hacer sus funciones si no informase. Es bueno que
informe y que la gente conozca. Lo que sucede es que los
medios de información tienen muchísima influencia en varios
aspectos como por ejemplo en los sucesos.
Por ejemplo, el suicidio. El conocimiento de las personas de
la modalidad de suicidarse de otros puede inclinar a los
indecisos y que se produzcan más suicidios.
Ahora, si es en cuanto a información de lo que en realidad
sucede, pues claro, también hay una limitación importante:
si los medios de comunicación van a dar pistas para que el
asesino o el homicida se escape, pues ahí si que habría que
tener una gran prudencia. En los demás casos, si los medios
de comunicación son responsables, son profesionales e
informan, mientras lo hagan con la verdad y la realidad yo
no veo nada malo.
La sociedad tiene que estar informada. Es más, demasiado
poco informada está la sociedad de la realidad de lo que
está sucediendo en España ante muchos casos.
- ¿Qué opinión le merece la difusión de las imágenes
especialmente violentas?
- Eso ya diría yo que por estética habría que tener
prudencia para no herir la sensibilidad pero eso ya es una
cosa muy personal del medio de comunicación.
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