Una de las asignaturas que más
aprendí, en la mejor universidad del mundo, la calle, fue el
conocer a las personas echándole un simple vistazo o
escuchándolas hablar durante unos segundos.
Esa es una facultad que me arrogo aún cuando me puedan
llevar a pecar de inmodesto. Cosa que me la trae al fresco
de poniente, porque sigo pensando que la falsa modestia es
el escudo tras el que se protegen todos los inútiles.
Esa facultad de conocer de forma rápida a las personas me
han llevado, fácilmente, a catalogarlas poniendo, a cada una
de ellas, en el lugar que le corresponde por méritos
propios.
En esa lista realizada, teniendo en cuenta los méritos de
cada uno de ellos, los tengo clasificados, como los
embusteros, los pelotas, los lameculos, los inútiles, los
ineptos, los meapilas y encabezando a todos ellos, están
todos los rastreros que, cual sepulcros blanqueados capaces
de vender a su propio padre ocupan unos puestos que, jamás,
hubiésen soñado. Artistas consumados de las puñaladas por
las espaldas, mordedores de las manos que le dieron de
comer, engaña bobos e inútiles que, jamás, pudieron llegar a
tanto y Ceuta tampoco.
Por eso no me pueden ver algunos de estos que encabezan la
lista que he confeccionado, porque les conozco demasiado
bien, para dejarme engañar por ellos. Carecen de la
suficiente capacidad intelectual para hacerme creer todas
las mentiras que cuentan y todas esas promesas que hacen
pero que nunca cumplen.
Sin embargo, tengo que reconocer, porque es cierto, que son
muchos los que creen en las promesas de estos caraduras, a
los que la ineptitud de unos pocos les han otorgado un mando
para el que carecen de mérito alguno, y a los que llegaron
lamiendo culos, dando puñaladas por las espaldas, mordiendo
las manos que le dieron el pan y postrándose ante quienes
fes son necesario por tal de conseguir lo que se habían
propuesto
Una vez conseguida la meta trasada la cosas cambian como de
la noche a la mañana. Con la sartén por el mango,como
vulgarmente se dice, se vuelven tremendamente peligroso, no
sólo para todos aquellos, a los que considera sus enemigos,
por el simple hecho de tener una mayor preparación quela
suya sino también para, todos aquellos, a los que les lamió
el culo o se inclino ante ellos hasta hacerse daño en las
espaldas. Con esta fauna, de ineptos, nacen los nuevos
dictadores del siglo veintiuno, a pesar de que son
dictadores de segunda mano porque, los pobrecitos míos, para
su desgracia carecen del más mínimo conocimiento para ser
dictador.
Ellos se lo creen y empiezan actuando, dando ordenes a todo
bicho viviente porque, desde el primer día, ante su falta de
conocimientos y personalidad quieren hacer saber, que el que
manda es él y sólo él.
No quieren ver ni en pintura, a todos aquellos, que cultural
e intelectualmente sean muy superiores a él y, por tanto se
rodean, de una serie de borregos analfabetos que cual manada
siguen el camino que les marca este “genio” del pastor del
rebaño porque para, todos estos borregos, sus deseos se
convierten en ordenes.
A estos borregos, que se vuelven sus incondicionales, los
manejas, gracias a que en su vida, pensaban comer el pasto
que el dictador les ofrece cada día.
Acostumbrados a comer lo que buenamente podían ni te cuento,
serrana del alma, encontrarse, de la noche a la mañana con
ese pasto fresco que el dictador, que los manejas, les
ofrece.
El dictador, además de ofrecerles estos pastos frescos que,
jamás, hubiésen comido si no fuese por él, les deja
cambiarse la lana que cubre sus cuerpos, por otras más
vistosas, que la lana que han llevado toda su vida, estos
borregos, que por tener esas lanas, tenían hasta remiendos.
Que pena, que haya tanta personas tan falta de personalidad,
capaces de convertirse en borregos, a las ordenes de un
dictatorticillo del tres al cuarto, por un trozo de pasto
fresco. Estas manadas de borregos, son los que han iniciado
la campaña de los estómagos agradecidos y, con su obediencia
ciega, dan lugar a que toda esa fauna de dictadores baratos,
ineptos e incultos en su más alto grado, consigan
puestecitos de mando. Manda.. el asunto.
Pero lo que más asco me produce, que me entran hasta ganas
de vomitar, es el ver y contemplar, cada día, como personas
preparadas, mucho más cultos, que toda esa fauna de
dictadores de mediopelo, acatan cuanto les ordenas.
Convirtiéndose, con sus actitudes de “si bwana” hacia estos
personajillos, en unos muñecos, cual malos polichinelas
ejecutando, sin decir nada que le pueda molestar, todas las
ordenes emanadas por este caradura, dictador de poca monta,
sumándoles a la manada de borregos en las que ha basado todo
su poder. O sea, para desgracia del pueblo, otros nuevos
borregos.
¿Qué poder es el qué tiene, este personajillo,sobre todo
esos que son my superiores en cultura e inteligencia, para
qué los maneje? ¿Serán los “pelotazos”?.
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