La declaración prestada ayer por A.L.A. quien fuera amigo
del ‘Kimbi’, de su familia y del testigo de cargo, era uno
de los testimonios más esperados por parte de la defensa de
los catorce imputados en el caso porque, a pesar de la
vinculación que tuvo en el pasado con la parte acusadora,
contradecía la versión prestada tanto por la hermana del
fallecido, Malika Mohamed Sedik, como por el testigo de
cargo.
A lo largo de todo su relato, el testigo, que reconoció que
“dependía económicamente de Malika” hasta que sucedieron los
hechos, contó al tribunal cómo, desde el principio, el único
objetivo que habían tenido los familiares de la víctima era
“implicar a los acusados aún sabiendo que eran inocentes”.
El conocido como ‘Bicicleta’, que permaneció junto a la
familia durante la cuarentena (el período durante el cual se
vela a los muertos), narró cómo el testigo de cargo le contó
que todo era mentira, que “sólo vio a tres encapuchados”,
que se pegó los tiros él mismo “para no resultar sospechoso
y que Malika no le dijera nada” y que fue testigo de “cómo
se planeó todo para elaborar la lista de los implicados que
son los que están hoy aquí sentados”.
La primera vez que este testigo declaró no dijo nada de todo
esto y corroboró la versión ofrecida por la acusación
particular según explicó hoy “porque teníamos un pacto
secreto”, sin embargo, seis años después, en la declaración
prestada ayer decidió no sólo ratificarse en la segunda
versión que declaró ante el juzgado y que contradice a la
familia de la víctima sino que, además, contó todo lo que
sabía de las supuestas reuniones en casa de Malika con la
Policía porque “me he dado cuenta de que esto no puede ser
así, que se acuse a personas inocentes”.
El testigo contó que la supuesta llamada que el testigo de
cargo recibió en la que le ofrecían cien millones por su
silencio los dos supuestos inductores del asesinato “nunca
existió” como tampoco existieron nunca los coches que,
presuntamente, impidieron el paso del vehículo en el que
viajaban: “él no iba manchado con sangre en la parte
superior de su cuerpo, me contó que abandonó el coche tras
los tres primeros disparos y que cuando se fue el ‘Kimbi’ ya
estaba muerto porque murió en el acto”.
A.L.A. también dijo que alguien “había prometido a Malika
pagarle el mejor abogado si implicaba a estos señores”. Al
parecer, todo se habría fraguado en la casa familiar del
fallecido cuando Malika recibió una llamada en la que la
decían: “les hemos pillado 50 millones y ésta es la
oportunidad para pillarlos, el testigo tiene que mantener su
versión y decir que le han querido pagar”. A partir de
entonces comenzarían a hilar, junto con la Policía, la
historia que se mantiene en la actualidad: “el cuñado no
quiso involucrarse porque decía que no estaba bien lo que
estaban haciendo; yo he estado presente en algunas de las
reuniones con la Policía”. En su declaración llegó, incluso,
a afirmar que “el testigo de cargo está arrepentido. Se
arrepintió entonces y aún hoy lo está”.
Encerrona
El testigo aseguró también que A.M.A. -quien supuestamente
le hubiera dicho a Malika los nombres de los autores del
asesinato- fue objeto de una “encerrona” porque ella lo
llamó para que fuera a su casa y allí fue detenido por la
UDYCO. Una vez que cambió la declaración en el juzgado y
rompió el supuesto “pacto secreto” comenzó a ser perseguido
y amenazado por la familia del ‘Kimbi’: “me dijeron que me
iban a matar, que yo había matado a su hermano y la hermana
de A.A.D. me dijo que cuando él saliera de la cárcel me iba
a matar y todo sólo por decir la verdad”, relató.
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