He leído en el Diario de
Córdoba que hoy viernes, en el Consejo de Ministros, se
va a decidir el relevo de Jerónimo Nieto, como
delegado del Gobierno. Y que va a ser sustituido por
Herminio Trigo: quien fue alcalde de Córdoba
desde 1986 a 1995. Y dejó de serlo debido a una condena por
prevaricación. Cierto es que también se le reconocen muchos
logros durante su paso por la alcaldía.
Herminio Trigo es un político procedente del comunisno y,
tras militar en Nueva Izquierda, ingresó en las filas del
PSOE, en 2001. Forma parte de la Ejecutiva Regional y tiene,
por lo que sabemos, todas las bendiciones de Manuel
Chaves, desde hace ya varios meses, para que se
convierta en el nuevo virrey de la plaza de los Reyes.
Porque en Ceuta a los delegados del Gobierno se les empezó
llamando virreyes, de manera despectiva, desde que cumplía
funciones de subdelegado, Fernando Marín
López. Quien el día de sus despedida se dejo entrevistar
por Paco Amores y largó de las fuerzas vivas
de la ciudad. Y terminó asegurando que aquí no se puede
aplicar la ley a rajatabla. Es decir, que si se combaten las
costumbres..., surgen los problemas.
Luego llegó Manolo Peláez y, entre otras
cosas, declaró que venía a resolver los problemas de esta
ciudad. Convencido de que era muy fácil gobernarla. Su
optimismo, tal vez por desconocimiento, le impidió
comprender, durante mucho tiempo, que Ceuta es una ciudad
pequeña pero con problemas de urbe grande. Y otros que sólo
se pueden dar en una ciudad fronteriza con Marruecos.
A partir de ahí, los delegados se han ido sucediendo y casi
todos finalizaron su cometido sabiendo que su paso por aquí
les había valido para aprender lo que no está escrito. No
hace falta más que mirar hacia Luis Vicente
Moro.
A mí nunca me gustó intimar con ningún delegado del
Gobierno. Jamás me convertí en visitante asiduo del despacho
de ninguno de ellos. Ni me he prestado jamás a escribir como
correveidile entre el delegado y las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad. Porque esa situación, tarde o temprano, acaba
pasando factura en los juzgados.
Por lo tanto, con Jerónimo Nieto he hablado en tres
ocasiones. Y dos de ellas me valieron para entrevistarlo. A
mí me parece que el abulense ha hecho un buen trabajo. Y ha
conseguido, en apenas dos años de estancia aquí, logros
importantes. Cierto que, tal vez viendo que el anterior
delegado del Gobierno se había metido en muchos jardines,
procuró vivir aislado entre tres o cuatro paisanos suyos que
le habían contado historias para no dormir. Y el hombre anda
distante y siempre en guardia.
Pero donde creo yo que no ha acertado es en sus relaciones
con los socialistas de Ceuta. Y, sobre todo, con la
secretaria General: Antonia María Palomo.
No es mi intención adelantar acontecimientos, por más que la
noticia aparecida en el Diario de Córdoba
tenga todos los visos de convertirse en realidad. Mas la
situación que se ha generado me permite pensar que la
secretaria general cuenta en Madrid con más simpatías de las
que nos hayamos imaginados.
Y nada me extrañaría que, de producirse el relevo, Herminio
Trigo viniera a Ceuta dispuesto a prestarle toda la ayuda
posible a los socialistas para que no peguen el petardo en
las próximas elecciones. Ya que el político cordobés es
experto en elecciones municipales.
De momento, sólo cabe esperar a ver si, efectivamente, el
Consejo de Ministros decide cambiar al delegado del Gobierno
en Ceuta. Porque de ser así, pronto veremos que desde la
plaza de los Reyes empezarán a poner todos los medios para
que Antonia María Palomo pueda hacer una campaña que le
sirva para despegar en las urnas. Tiempo al tiempo.
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