¿Saben ustedes lo que yo considero
más peligroso de la inevitable erótica del Poder? Pues que,
el Mandamás acaba creyéndose que, lo que tiene, es porque se
lo merece y no porque, amparado por unas determinadas siglas
y la consiguiente opción política, haya sido aupado por los
votos anónimos de anónimos ciudadanos. Eso en cuanto a los
políticos electos, porque hay también Poderosos por
ejercicio directo de la dedocracia, es decir, por haber sido
señalados por el dedo del que dirige el cotarro.
Pero, tanto en un caso como en el otro, de la talla moral
del individuo, depende el que ahogue cualquier tentación de
prepotencia o de despotismo, en este caso despotismo sin
ilustrar puesto que no nos mandan alumnos del ágora de
Sócrates, ni reencarnaciones de Séneca. Y es, seguramente,
la prepotencia la que ha llevado al insulso e insoportable
Albertín Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid y sempiterno en
el PP pese a su innegable falta de carisma, a decidir
acometer la mayor cagada ecológica de la que se ha tenido
noticia en la capital del Reino destruyendo nada menos que
el simbólico y maravilloso Paseo del Prado, ese mágico eje
Prado-Recoletos declarado hace años Bien de Interés Cultural
por su innegable belleza paisajística , estética y
patrimonial .Bueno, tampoco hay que extrañarse, fueron los
peperos quienes consintieron destrozar el claustro de los
Jerónimos con el espantoso cubo de Moneo y en Málaga y por
decisión propia y unipersonal y porque le ha salido a el de
los cojones, su flamante alcalde de la Torre ha talado todos
los centenarios castaños del parque, pasando olímpicamente
de las durísimas protestas de los ecologistas y de los
malagueños y malaguitas.
Servidora se declara, como perteneciente a la ciberderecha,
votante convicta y confesa del PP, aunque, como no tengo
nada de snob no me duelen prendas a la hora de declarar que,
en temas estéticos, culturales, arquitectónicos y
patrimoniales hay un amplio contingente de mandamases
peperos que tienen menos sensibilidad que la ladilla de la
ingle de un mandril rijoso. Rebuscado pero cierto. El
alcalde pepero de Málaga acabará seguramente ante la
fiscalía de medioambiente cuando los protestones seamos
capaces de ponernos de acuerdo sin llegar a las manos y
redactar la denuncia pertinente. Y parece que a Albertín
Ruiz Gallardón ¿Recuerdan los extraños tejemanejes que se
trajo en la Asamblea de Madrid para aupar a su acólito Juan
Cobo, el primogénito del muchimillonario Cobo Calleja? La
jugada le salió fatal. Y ahí está Esperanza Aguirre que le
mira con ojos atravesados y que dice que, del Paseo del
Prado, no se toca un árbol. Opinión que comparten tanto los
madrileños como todos aquellos que acudieron a la
manifestación del pasado sábado donde dirigió la palabra a
los presentes Tita Cervera, baronesa Thyssen y mujer
profesional donde las haya, vamos, que servidora admira su
profesionalidad, como la del contingente de féminas aupadas
a la fortuna y al poder a través de enlaces con señores
talludos, de quienes se enamoran locamente, idolatran y
admiran.
Tita Cervera llevaba para la ocasión un dos piezas de lino
blanco de Dior y zapatos de Chanel, la gente la vitoreó y un
propio que acudió a manifestarse me contó que lo que allí se
comentaba es que Ruiz Gallardón quería hacer una autovía
para llegar pronto a su casa y a sus gestiones y demás,
también comentaban que Albertín ha perdido la sesera de pura
ambición y avaricia política ya que no puede asumir su
fracaso como eterno aspirante a sucesor de Aznar ayer y hoy
de Rajoy, cuando ni un demente propondría para dirigir
absolutamente nada a un ser tan poco atractivo como el
alcalde de Madrid, que lo que tienen que hacer es echarle
del PP y si hay que repartir puestos aquí están dos tipos
sensatos y capaces de poner los huevos encima de la mesa,
con perdón del símil, como son Juanjo Imbroda de Melilla y
Juan Vivas de Ceuta, dos tipos que, para respetar un árbol
son capaces de cambiar el trazado de una carretera y que se
pirran por ofrecer al electorado la calidad de vida que
conlleva una ciudad con cuidado y bello paisajismo. Pero a
lo mío, a la manifestación, la baronesa proclamó con su voz
chillona que se llevará el Museo Thyssen como toquen un
árbol. A mi la verdad es que, ese museo me la trae floja y
disculpen el término, tres museos como ese se podrían hacer
tan solo sacando a la luz y restaurando los maravillosos
fondos del Museo del Prado. A España, con el patrimonio
artístico mayor y más importante de la UE no nos tienen que
poner museos de favor, con lo nuestro nos sobra para dar y
regalar cultura.
Pero Tita Cervera, baronesa Thyssen, con la escasa movilidad
que le da a su labio superior el estar llena de bótox,
proclamó la energía que emana de los árboles, en plan New
Age. Vale, eso lo sabemos todos los de la peña, que no hay
nada más vigorizante que abrazarte a un árbol centenario y
dejar que su savia se mezcle con tu fluido vital ¡Pasón de
experiencia!. No obstante el tema del ecologicidio o cagada
ecológica de ese repelente niño Vicente que es el Albertín
con su atentado contra un Bien de Interés Cultural, me
parece más digno de debatirse ante la fiscalía que en
manifestaciones, por mucho que acudan Boris Izaguirre, Pilar
Bardem, vestida de mercadillo y una caterva de señoras
enfurecidas que portaban carteles adecuados para el lugar y
el momento , en los que se leían eslóganes como “¡Gallardón,
cortate tu los huevos!” y “¡Albertín, que te den por el
culin!”. La verdad es que, cagadas ecológicas se cometen
muchas y en el pasado se han hecho barbaridades, lo bueno
del presente es que, los ciudadanos contamos, más que con la
fuerza de la pancarta, con una fiscalía de medioambiente que
está ahí para eso, para poner firmes a los mamarrachos
cegados de prepotencia y para que no se perpetre
ecologicidio sin justo castigo. Eso es.
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