La Consejería de Sanidad ha
expedientado a tres establecimientos y procederá a su
sanción si se demuestra, finalmente, que son los que
pudieron provocar la afección de hepatitis tipo A en varias
decenas de ceutíes como consecuencia de la ingesta de
bivalvos tipo coquinas, almejas, navajas... que no debieron
ser adquiridas con el riguroso control de calidad sanitario.
La práctica de comprar productos del mar en bolsas o cubos
que suelen portar marroquíes por las calles, o aquellos
vehículos de matrícula marroquí que portan en sus maleteros
mariscos y/o pescados para descargar en determinados
establecimientos pueden traer como consecuencia, de hecho
así ha sido, situaciones como la de referencia; una
infección relativamente masiva por el consumo de productos
sin el debido control sanitario. Una práctica, no la del
consumidor que piensa en que lo que ingiere en un local de
estas características cumple con todos los requisitos
sanitarios, sino la de los propietarios de los
establecimientos que atenta claramente contra la salud
pública y logra, de añadido, una malísima imagen para Ceuta
desde el momento en que la noticia -como no puede ser de
otra forma- trasciende de nuestra geografía, cosa que
también ya ha sucedido.
En la confianza de que la Consejería de Sanidad actuará con
la diligencia que se le presupone para cortar por lo sano
con este tipo de negativas conductas para sancionar
ejemplarmente, pensamos que la Viceconsejería de Turismo
podría ser competente para, de igual modo, tomar medidas si
se tratara, como así parece, un asunto relacionado con la
hostelería.
Por último, pese a que según la consejera de Sanidad la Ley
impediría conocer públicamente los nombres de los
establecimientos; la otra ley, la de los ciudadanos con sus
derechos, indicaría que sería no sólo pertinente, sino
aconsejable conocer quienes han osado jugar con la salud de
los ceutíes.
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