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ACTUALIDAD - MARTES, 9 DE MAYO DE 2006


magistrados de la presidencia. nicol's.

audiencia provincial / Caso ‘Kimbi’
 

Los peritos confirman que todos
los tiros fueron por la izquierda

Las heridas de bala del fallecido y de su acompañante procedían de tres pistolas semiautomáticas y un revólver que fueron disparados por el lado del conductor
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

“La trayectoria de las balas es, sin lugar a dudas, de izquierda a derecha”. Ésta ha sido la principal conclusión aportada por los peritos (médicos forenses y especialistas en balística) que prestaron ayer declaración ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta que juzga el asesinato del ‘Kimbi’ el 31 de diciembre de 1999.

Esta afirmación categórica, en la que coincidieron todos los expertos, disipa cualquier tipo de duda acerca del origen de los disparos que presentaba el fallecido y en las que se llegó a plantear que el testigo de cargo, A.A.D., hubiera participado.

Los médicos forenses explicaron, con la ayuda de la réplica de un cráneo aportada por el abogado de la acusación, Marcos García Montes, la trayectoria de las balas que el ‘Kimbi’ presentaba en la cabeza y la cara. Una de ellas le entró por el maxilar inferior izquierdo y “le rompió la yugular” lo que le hizo perder mucha sangre. El tiro en la cabeza “le causó definitivamente la muerte después de haber sangrado abundantemente”. En cuanto al resto de heridas por arma de fuego (un total de 14 entre la cabeza, la cara, la espalda, el tórax y los miembros inferiores) algunas presentaban orificios de entrada y salida aunque no todas.

Los forenses también fueron interrogados acerca de las heridas que presentaba el testigo de cargo y estos dejaron claro que éste también recibió los tiros por el lado izquierdo del vehículo y que fue herido estando en el interior del mismo ya que presentaba “heridas con entrada y salida en ambas piernas y una tercera en la planta del pie que no tenía salida”. La ubicación de las heridas así como el hecho de que se produjeran en las dos piernas hace bastante imposible -a juicio de los forenses- que “la bala afecte a las dos piernas en carrera o incluso andando, es más probable que las heridas las recibiese estando sentado en el interior del vehículo”. Además, la trayectoria de los proyectiles viene del lado izquierdo y no desde atrás “como hubiera sido si se le hubiera tiroteado desde atrás, además, la trayectoria estaría más inclinada”, señalaron.

Se realizaron al menos 24 disparos, de los que 14 impactaron en el cuerpo del fallecido. Los informes de balística determinaron, además, que los disparos fueron efectuados por cuatro armas distintas: tres pistolas semiautomáticas de 9 milímetros y un revólver del calibre 38 especial, un arma esta última cuyo uso “está muy extendido a nivel nacional e internacional para defensa personal”, explicó uno de los Policías Nacionales que acudió ayer a testificar.

A pesar de que la existencia de cuatro armas está confirmada, ninguno de los peritos se atrevió a decir cuántos pistoleros habrían intervenido en la emboscada ya que, según explicaron, hay que tener en cuenta muchas variables. Sería posible, por ejemplo, que un mismo pistolero llevase varias de estas armas encima o que se pasasen el arma de uno a otro o que no se hallasen los casquillos de las demás armas que pudieron intervenir. Sin embargo, lo que si ha quedado claro es que todos los disparos fueron efectuados con armas cortas y que no se observaron características de la metralleta a la que aludían los niños que se dirigieron a los agentes que acudieron al lugar del crimen la noche de los hechos.

Los peritos también dejaron claro que hubo más tiros que casquillos ya que la vaina del 38 especial se queda dentro del tambor del revólver una vez efectuado el disparo.

En lo que se refiere a las distancias, ninguno de los tiros fue realizado a quemarropa sino que fueron efectuados a larga distancia, a un mínimo de 60 cm. El hecho de que aparecieran cuatro vainas en el suelo del vehículo indica que las armas debían estar dentro del vehículo “o como mucho desde la ventanilla” ya que sólo de este modo se explica que los casquillos quedasen en el interior toda vez que ha quedado demostrado que todos los disparos se efectuaron desde la izquierda del fallecido y, por lo tanto, desde el exterior del vehículo. Además, según explicó uno de los agentes “a distancias menores aparecerían residuos o restos de pólvora y no aparecieron”.

La Meca

Uno de los ases que el abogado de la acusación se guardaba en la manga -tal y como ha señalado el propio García Montes- era el testimonio del entonces jefe de Brigada de la Policía Nacional que acudió al hospital a tomar declaración al herido la misma noche de los hechos y que tiene la confirmación, a través de Interpol, de que el día de los hechos apenas una hora después del tiroteo, se produjeron tres llamadas de teléfono a Ceuta desde la ciudad santa de La Meca.

Estas llamadas fueron efectuadas desde la habitación que ocupaba uno de los acusados y supuesto inductor de los hechos, M.A.A. a tres personas diferentes. Según su relato, la primera llamada fue a su madre, la segunda se efectuó al videoclub que regenta el cuñado de otro acusado, K.A.A., y la tercera llamada la recibió el letrado Carlos García Selva, por entonces abogado defensor de M.A.A.

Defensa

Los abogados de la defensa trataron de exculpar a sus defendidos haciendo preguntas a los peritos que no resultaron concluyentes.

Carlos García Selva, letrado de A.C.A., trató de hacer ver que su defendido, que sufre una minusvalía del 65% en la pierna derecha, no podía conducir un coche ya que “tampoco puede permanecer mucho rato en pie”. Un extremo que no pudo ser confirmado por los médicos que, si bien reconocieron las dificultades que entraña tal minusvalía quisieron dejar claro que “una cosa es lo que no debe hacer y otra lo que no puede hacer”. Ateniéndose al reglamento, “A.C.A. no es apto para conducir aunque no puedo afirmar o negar que no pueda conducir ya que podría hacerlo si hubiera aprendido a ello o si usase un artilugio para ello”, explicó. “No puedo negar taxativamente que no pueda conducir aunque lo tiene difícil”, dijo.

En lo que se refiere a su capacidad para correr, el doctor confirmó que no lo había visto correr nunca pero señaló que “sin duda, puede andar ligero y sin muletas”.

Luz Elena Sanin Naranjo, defensora de A.M.A., preguntó, una vez más, a los agentes que le practicaron a su defendido la prueba de la parafina si lo hicieron con el consentimiento de éste -algo que el acusado niega- o si le informaron de sus derechos y le dijeron que podía llamar a su abogado. Los Policías Nacionales, al igual que en anteriores comparecencias de otros compañeros, señalaron que el acusado en ningún momento se negó a que se le realizase la prueba.

Por su parte, María Milagrosa Fernández Martínez, encargada de la defensa de A.M.A., intenta demostrar que su defendido -que supuestamente fue quien le dio a Malika Mohamed Sedik los nombres de los implicados en el asesinato de su hermano- no está en plena posesión de sus facultades debido a su adicción a las drogas. Los forenses consultados coincidieron en señalar que, en el momento de ser reconocido, el acusado “no tiene síntomas de tener una drogadicción prolongada en el tiempo y acude al examen médico en plena posesión de sus facultades”.

Perfil psicológico

A través de videoconferencia, la psicóloga que redactó el informe sobre el testigo de cargo, A.A.D, explicó a la sala cuáles eran las características principales de la personalidad de éste. Dijo que era una persona con un nivel intelectual medio, frío, tímido y solitario a la que no se le detectaron síntomas de estrés postraumático -depresión o ansiedad- aunque su informe tuvo como base los datos que se le proporcionaron del paciente así como sus declaraciones y nunca una entrevista personal con él.

La psicóloga calificó a A.A.D. como una persona egocéntrica “cuya medida para actuar es sí mismo: primero piensa en sus necesidades y en segundo o tercer plano en las de los demás”. También dijo que era una persona fría “con un buen control de sus emociones” y con una buena memoria a corto plazo.

A este respecto, que ha sido objeto de numerosas conjeturas porque la identificación de los presuntos implicados en el tiroteo se produjo en el mismo hospital apenas unas horas después del suceso, otro de los peritos señaló que sí era posible “modificar la versión a las tres o cuatro horas afinando los detalles” y que la víctima “no tuvo tiempo para inventarse una historia fabulada”.
 

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