Soy cofrade y rociera, y le tengo un cariño muy especial a
mi Hermandad, por lazos personales y porque llevo vinculada
a ella desde su fundación.
Hermandad.- Palabra clara, sencilla y al mismo tiempo
rotunda. Ella sola lo dice todo. Si está tan claro ¿por qué
nos complicamos tanto la vida dentro de las Hermandades?.
Pues porque todos, y digo todos, nos falta más humildad, más
sencillez, y se cabe más caridad. No nos contagiamos de la
frívola sociedad que nos rodea actualmente. Ante estos
tiempos, la mejor forma de trabajar por la Hermandad, es
haciendo ‘catequesis cofrade’ ¡Si! es verdad, suena raro
pero es muy efectiva. Las hermandades siempre perduran a
través de los siglos, pero nosotros no. ¡Hagamos un esfuerzo
para tener claro, que tenemos que servir a la Hermandad y no
servirnos de ella!. Hagamos una reflexión. Lo que tenemos
que tener todos muy claro es el significado de la palabra
Hermandad... Ella sola, en el más amplio sentido, todo lo
dice. Vamos a tenerlo presente.
Pienso que todos los hermanos (que quieran, claro) deben de
pasar por la Junta de Gobierno en todos sus cargos, pero no
todos deben ser Hermano Mayor, que eso ya es harina de otro
costal, creo que las Hermandades, no son sociedades, ni
clubs, ni tan sólo comunidades de propietarios, por eso
pienso que el camino óptimo para alcanzar sus gobiernos,
acaso no sea lo que se llama ‘Junta de Oposición’. Por eso
algunos individuos, exclaman: ¡Si Don Juan va para Hermano
Mayor!. ¿por qué yo que soy Juanito no vay a ser?. Deseo
hacer estas precisiones: mira Juanito, aunque con las reglas
en la mano puedas, representar a una Hermandad, es mucho y
no se puede deslindar en un hombre el cargo con su situación
personal.
Todos tienen derecho a llevar la vara de oro (dorado) pero
no que cualquiera que esté al corriente de sus cuotas, lleve
equis añs de hermano y su vida carezca de escándalos deba se
serlo, y ahí está la madre del cordero, en que se mezcla el
poder con el deber.
El Hermano Mayor representa el colectivo, para que la
Hermandad, no sea un coto particular. como cofrade que soy
lo siento, que a cualquier Hermano de una Hermandad, hay que
exigirle como aptitudes y que en un Hermano mayor son
ineludible y bien demostrables:
AMOR Y RESPETO. Por su Hermandad y por todos los que la
componen, no se puede expulsar a nadie a conciencia de la
persona que quiere asesorar (para eso hay una junta y tiene
que ser un problema grave).
COHERENCIA. Con el camino que nos marcó Jesús y así dar
testimonio de los valores cristianos, o sea abrir las
puertas a Cristo para nuestra Hermandad.
Y HUMILDAD. Esto es muy difícil pero esencial como la vida
misma. Vamos a dejar atrás la soberbia, la hipocresía y el
protagonismo.
En la Hermandad no hay nadie imprescindible, pero ¡ojo!
todos somos necesarios, pues siempre la experiencia, los
conocimientos de años de camino son muy útiles para los que
ahora empiezan. En este apartado de humildad viene muy bien
estas preguntas que hago a continuación: ¿Para cuándo la
entrega de documentos y enseres de la Hermandad que tiene un
hermano y no devuelve?. ¿Para cuándo la unificación de los
hermanos?. El Hermano Mayor debe de ir pensando en los
pequeños detalles y no sólo en llevar la vara dorada.
Ahora voy a hacer una mención especial sobre el cargo de
Director Espirirual de la Hermandad, con todos mis respetos
hacia esa persona, sin ganas de molestarlo, y no voy a
entrar en polémicas (es mi opinión) pero me veo en la
obligación de hacer algunas observaciones, al igual que al
Hermano Mayor, también tiene que tener unos puntos muy
similares.
SER ROCIERO Y MARIANO. Es esencial ser rociero para llevar
bien la dirección espritual de la Hermandad. Si hay algún
obstáculo tratr de ayudar lo mejor posible para que todo
vaya bien y la Hermandad no se tambalee.
Tengo un gratísimo recuerdo de todas las sabatinas en la
Cetedral, por la afluencia de fieles que sin ser rocieros no
se perdían nuestras sabatinas, que emocionaban a todos los
que acudían por su sencillez, recogimiento y devoción.
Estoy en que fue un error trasladar a la Virgen y al Sin
Pecado a la Iglesia de San José, ahí no lucen las sabatinas,
no acuden los fieles que iban a la Catedral, ya que el
público de los alrededores no es el idóneo para estos
cultos. El 90% de los hermanos viven en el Centro y
alrededores, y el traslado a San José, a la hora de la
sabatina no es el adecuado por razones obvias y de todos
conocidas (no las hay que enumerar). He subido a muchas
sabatinas y jamás le he oido hablar de la Santísima Virgen y
mucho menos en su advocación del Rocío, me duele que esto
sea así, pero no me extraña. Ya en el Sínodo del año 2000 se
habló el tema de la religiosidad o devoción popular, quedó
muy bien tratado, bastante razonado y muy acogido por su
verdadero sentir, pero hoy, viendo ciertas cosas creo que no
sirvió de nada toda la movida del Sínodo, porque todo lo que
se aprobó no se lleva a efecto.
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