Parece mentira pero, los catalinos,
con toda la mala follá (con perdón de la palabra) que
tienen, le han metido un gol al presidente Vivas en
particular y a todas las Autonomías en general. Han sido
ellos, pese a su sosería, quienes han regulado por vez
primera el ejercicio de la prostitución y han propuesto que,
las pilinguis, se unan y reúnan en una especie de
cooperativas autogestionadas, eliminando de un plumazo
institucional la tradicional figura del chulo, macarra o
proxeneta.
Aquí Vivas, con todo lo despierto que es, ha andado lentillo
a la hora de regular y legislar y eso que, la temática del
pilingueo, en algunos lugares de Ceuta, me asemeja un
problema de orden público y de estricta aplicación de la Ley
de Extranjería. Aunque, el asunto de aplicación legislativa
es asumible por toda España, ya que, el noventa por ciento
de las mujeres que ejercen “la nocturnidad” son de otros
países y la mayor parte está en España de manera irregular,
por no decir las que están majadas a palos por los chulos y
ejerciendo la labor de la ingle en plan esclava sexual en
esos antros de carreteras que se anuncian con luces de
colorines y que se hacen llamar “Conejitos ardientes”. Eso
si, de vez en cuando, hay una redada y se “descubre” que el
putiferio está integrado a partes iguales por irregulares y
esclavas del sexo, sale el tema en televisión y la cosa se
queda en pura anécdota, unas tomas de las mujeres
semidespelotadas y con la cabeza gacha y otra de las
habitaciones y del dueño del lupanar saliendo esposado.
Cuando no imágenes de prostitución callejera en plan de
recordarnos que, en España no existe el concepto de
“escándalo público” y que las tías pueden andar desnudas por
parques y centros urbanos, a la vista de menores, no existe
tampoco la “perversión de menores” y mayores, ofreciendo sus
servicios a los automovilistas y vigiladas siempre por un
macarra. Lo cierto es que había que hacer “algo” un algo
realista y alejado de virtudes lacrimosas y del “en un
régimen de libertades todo vale”. Al tiempo que, los
profesionales de la buena conciencia se dividen en dos
grupos: los que quieren reinsertar a las pilinguis y
ponerlas a fregar escaleras y los que quieren prohibir
tajantemente el comercio carnal por considerarlo vejatorio
para el ser humano y una forma de esclavitud. Entre el
puterío las opiniones son encontradas, las hay que
preferirían dejar de ejercer, pero a cambio de un trabajo
que les reportara idénticos beneficios libres de impuestos,
lo que resulta hartamente improbable y las hay que
reivindican su derecho a prostituirse y ganarse el dinero
con el sudor de la ingle, pero con “sus derechos” y dadas de
alta en la seguridad social, eso si, sin declarar a Hacienda
los beneficios de su lucrativo menester. Está visto que, en
esta España Cañí, para defraudar a Hacienda y que no se te
caiga el pelo hay que ser o puta o macarra, a esos no les
hacen inspecciones ni les embargan, son de hecho los
espíritus más libres tributariamente, del panorama nacional.
¡Y miren que se mueven buenos dineros en el puterío!
Auténticas fortunas, pero en plan “el coño la Bernarda” en
plan anárquico y el que no corre vuela, todo en plan Mobutu,
es decir, negro y acharoláo.
En lo que tienen razón los catalanes es en la erradicación
del espectáculo penoso del puterío a pie de acera. Que se
junten las mujeres, se integren en cooperativas, alquilen
locales o clubes para poner sus puticluses y se atengan a
una mínima normativa. Aunque el problema se atenuaría si se
comenzara por expulsar de forma radical y respetando todos
sus derechos, a las hetarias irregulares, comenzando por
comenzar con alguna, por las miles de nigerianas, seguidas
muy de cera por las mujeres del Este, que suelen llevar muy
mala vida y estar en manos de mafias rumanas o albanesas
(curioso, los albaneses son expertos en secuestrar chicas
para introducirlas en Europa y si se ponen rebeldes les
cortan los dedos), las sudamericanas que son incontables y
muy reivindicativas a la hora de pedir “derechos” y luego
todo el ruserío que es un tipo de comercio de mayor standing
¡La de almerienses del Poniente que habrán acabado casados
con bellezas rusas!. La prostitución marroquí en la
península es casi inexistente, africanas, del Este,
sudamericanas y rusas. Ahí está el mayor contingente a
regular, siempre que estén de forma regular , lo que es
evidente es que, la inmigración ha de corresponder a
necesidades concretas del mercado laboral, para no crear
bolsas de marginalidad y pobreza y en España no hacen falta
putas y el que se nos conozca como “el mayor prostíbulo de
Europa” no es un título capaz de enorgullecernos sino de que
se nos cayera la cara de vergüenza por soplagaitas,
permisivos y babosos.
Licencia para pilinguear. Régimen de cooperativa, mayores de
veintiún años e ignoro que van a hacer con las mafias
albanesas, búlgaras y similares, que son expertas en poner
en el mercado a adolescentes y las cambian de propietario
cada cierto tiempo. Les digo, les cuento, hay inmigración
que entra por el sur, pero los que vienen malos y peligrosos
de verdad acceden a la piel de toro muy agustamente por Irán
o por Hendaya, el Tratado de Schenguen ha sido para Europa
un regalo envenenado.
¿Qué como se va a regular el puterío ceutí?No lo se, habrá
que preguntarle a Juan Vivas, pero los de Cataluña se nos
han adelantado, ellos siempre tan modernos…
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