La temporada para la AD Ceuta está acabando como el rosario
de la aurora. Y menos mal que alguien con un poco de lucidez
dio carta blanca a la incorporación de un mago de los
banquillos como lo es Carlos Orúe que es quien ha podido
instaurar cierto orden, el necesario, como para que la
pérdida de la categoría no llegase hasta este lado del
Estrecho como ha ocurrido ¡ah triste desgracia! con el
inquilino del ‘Nuevo Mirador’.
Los nervios desatados, la paupérrima organización, la aún
peor gestión no sólo deportiva, sino económica, ha culminado
a ‘gorrazos’ en el interior de un vestuario caliente,
soliviantado y desorganizado ante la falta de liderazgo
directivo. Liderazgo del que ha carecido la AD Ceuta en esta
última temporada. La culminación de esta pésima campaña -a
olvidar cuanto antes- va a pasar factura. Sí, sí, la de los
bancos, la de los débitos. En una sóla temporada los números
hablan por sí solos y demuestran a las claras la barbaridad.
Los que de números saben, conocen de lo que hablo, ¿Verdad?.
Los experimentos -para otra ocasión- habrá que hacerlos con
gaseosa, como siempre se hicieron, como siempre se prevé
hacerlos. La experiencia enseña que esto ha sido un
desastre.
Esto termina mal. Termina deportivamente mal porque hasta
última hora la ya poca afición que soporta esta deriva no ha
podido respirar con cierta tranquilidad al ver el precipicio
de la Tercera demasiado próximo. Termina mal porque no es
normal que dos futbolistas se agredan a los niveles en que
lo han hecho, lo que demuestra la falta de respeto hacia la
entidad que les paga, dado la falta de liderazgo antes
citado. Termina mal porque uno de los jugadores implicados
en la gresca ha tenido que ser ‘evacuado’ -por su seguridad-
en helicóptero al estilo Vietnam ya que, para él, la
temporada ha acabado en el seno del club. Lamentable y
vergonzoso. Una salida apresurada que tendrá consecuencias
en la imagen que de Ceuta pueda ofrecer el futbolista en
esta increible experiencia vital. Igual es así como se
recupera el “prestigio perdido” como se anunciaba a bombo y
platillo en el pasado verano. Valiente desvergüenza.
Esto termina mal porque hay un desbarajuste alucinante y
hasta ahora nadie sabe nada sobre la planificación de la
próxima temporada en este espléndido verano de Mundial de
fútbol. Esto termina mal porque hay un equipo lleno de
fichajes murga, con entrenador murga por fortuna cesado y,
con la única nota positiva de que conocemos la valía de
nuestra cantera y del trabajo en la base con nuestros
chavales de los clubes que sí lo hacen bien. Un trabajo
cuidado año tras año coincidente con un Ceuta sólido,
fuerte, que jugaba liguillas, que aspiraba al ascenso.
Ahora, con el club como se encuentra ¿Quién aspira a qué?.
¿Quién quiere verse dónde?. ¿Qué jugador de la cantera puede
pretender tener un hueco en su equipo al lado de futbolistas
de nivel y con esperanzas de Segunda A?. Después de la mala
experiencia, ¡Madrecita, haberme dejado como estaba!. No
debía ser tan fácil como se decía. ¿O no?
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