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OPINIÓN - SÁBADO, 6 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Líbrenos San Expedito
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Qué por que me encomiendo al milagroso mártir que fue ejecutado el 19 de abril del año 303? Pues muy sencillo, porque es el santo de los desesperados y de las causas urgentes y como servidora es miajita hipocondríaca y amiga de ese tipo de comida rápida que se llama coloquialmente “llamar al chino” para ahorrarme cocinar ya que soy más floja que un muelle de guita y tengo muy pocos ardiles para la cosa del hogar, pues que me emparanoiado oyendo las noticias y, como llueve sobre mojado me ha dado un ataque de ansiedad.

Ya saben, lo de las toneladas de comida hedionda y putrefacta procedente de China que estaba lista para ser distribuida y que ha sido intervenida por la policía en naves industriales, de esas de al por mayor. Los dulces, caramelos, golosinas y chucherías tenían caducidad de hace cuatro años. La partida de huevos de origen y especie desconocidos apestaba a perros muertos, la carne de diferentes animales aparecía agusanada, comistrajos cientos pasados de fecha. Y todo ello por toneladas y a punto de caramelo para entrar en la cadena alimentaria y llegar a los estómagos españoles.

Pero al ser abril el mes de San Expedito, el mártir ha actuado antes de que, los consumidores de esas porquerías, le invocaran y se encomendaran desde las salas de urgencias de los hospitales, tras haber ingerido esos desechos importados ilegalmente. Milagrosa la intervención policial que nos ha librado de una epidemia de salmonellosis y de gastroenteritis y hasta puede que de gripe aviar porque había mucha ave entre las toneladas, o alijo alimenticio, intervenido. Les digo, les cuento, que yo opino que es infinitamente más letal pa ra la población que puedan entrar irregularmente en el país cantidades ingentes de podredumbre lista para ser ingerida, que uno de esos alijos de hachís que se intervienen en las playas de nuestra geografía. Ambos delitos contra la salud pública, ambas conductas reprochables, pero con respecto al riesgo, es mayor el de una carne agusanada que el del canuto que se fume un pasota, el canuto te puede poner tonto, pero las viandas caducadas y de origen incierto te derivan a urgencias con un envenenamiento.

Pésima propaganda esas aprehensiones de comistrajos para los restaurantes y las tiendas de comida china que actúen ateniéndose a la legalidad y a las más estrictas normas sanitarias de la UE, pésima porque los alimentos intervenidos iban a nutrir estanterías y a ser condimentados e ingeridos por incautos ciudadanos que opinan, como yo opinaba, que para temas de alimentación, la normativa vigente y los controles aduaneros suponían una máxima garantía y erradicaban la posibilidad de que nos dieran gato por liebre y rata por pato laqueado. He atendido llena de aprensión las noticias y considero que los restaurantes chinos que operen en condiciones deberían emitir algún tipo de comunicado o exhibir carteles garantizando el control sanitario de todo cuanto sirven sobre sus manteles, desde el rollito de primavera hasta el pollo al curry, para que no paguen justos por pecadores y el colectivo chino adquiera mala fama, cuando son muy buena gente, se integran a la perfección, saben más que Lepe y Lepijo del comercio de los veinte duros y muestran una laboriosidad a prueba de bomba y encima son longevos.

Esto de la longevidad me lo comentaron en una tertulia donde uno comenzó diciendo “¿Ustedes saben adonde se entierra a los chinos?” Ni idea, cementerios budistas o sintoistas, que servidora sepa, no hay y nunca en la vida he visto en periódico alguno la esquela anunciadora de la muerte de un ciudadano chino. ¿Ustedes han visto alguna esquela de ese tipo? Es un tema curioso este de la longevidad y de las honras fúnebres. Pero aparte de sus largas vidas y de que empiezan tras una tiendezucha de veinticuatro horas vendiendo litronas y acaban acaparando íntegros polígonos industriales de las grandes ciudades, todo a fuerza de ese curro duro en el que son especialistas, lo cierto es que si las intervenciones de comistrajos empiezan a sucederse, el sector chino de la restauración puede quedar seriamente tocado.

Se corre la voz, empieza como un murmullo y termina como un vendaval, pero es un poco como la mayonesa de huevo en las bodas y convites, es nombrarla y la gente palidece y se echa a temblar de pura aprensión, hasta el punto de que, hubo un tiempo, en los noventa, cuando aún el manejo del huevo en hostelería estaba incontrolado que en Málaga se decía “Tienes más peligro que una ensaladilla rusa”. Aquí lo interesante sería intervenir, amen de las toneladas de alimentos ilícitos, las listas de clientes hacia los que iban dirigidas las porquerías, porque, el importador no va a traer mercancías alegremente sin tener luego ni adonde ni a quien venderla.

Lo cierto es que, a nivel Ministerio de Sanidad han de dar garantías de que, los establecimientos que están abiertos cumplen a rajatabla las normas, porque no va a ser cosa de sentarte delante de unos fideos chinos encomendándote a San Expedito el santo de las causas urgentes y de las situaciones de riesgo. Al igual que han publicitado y televisado las naves y los cargamentos de asquientosidades, alguien debería emitir un comunicado tranquilizando a la población en general y a las echamanos de “comida del chino” en particular. Se debe al pueblo alguna comparecencia institucional a nivel Ministerio de Sanidad y el anuncio de algún tipo de protocolo, como cuando las vacas locas. La población lo merece., pero mientras tanto ¡Líbrenos San Expedito!
 

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