Los representantes de las comunidades hebrea, Abraham
Muhrabi, e hindú, Juan Carlos Ramchandani, auguraron
unánimemente un futuro “lleno de prosperidad” para la nueva
sede de la UNESCO.
Mugrabi reconoció sentir un “especial” sentimiento de
“regocijo y alegría” al bendecir “todos los rincones” de un
lugar donde el éxito está “asegurado”. Asimismo, llamó a
Abraham para que protegiese “con salud y armonía” un espacio
sellado por la solidaridad.
Cinco elementos
Ramchandani siguió los preceptos de la tradición hindú y
bendijo la sede de la agrupación en base a un rito en el que
se entremezclan los cuatro elementos básicos (tierra, agua,
fuego y aire) al que añadió el éter, como materia
fundamental.
De este modo, “impregnó” de buenos augurios el proyecto de
la UNESCO. Un espacio “propicio y auspicioso” para colmar de
paz y alegría la Ciudad Autónoma.
Cuatro religiones, cuatro culturas, una convivencia.
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