La vandalía nace de la conexión especial entre un montón de
egos. Tres años de unión en los que las diferencias poéticas
y personales no han hecho sino establecer un camino común,
desparejo, variable, pausado, pero común. Así lo explicaban
ayer, ante un numeroso público, en el salón de actos de las
Murallas Reales, la coordinadora del libro, María Jesús
Fuentes, y tres de las poetas que aparecen en la obra
‘Mester de Vandalía’: Ana Gorria, Gracia Iglesias y Carmen
Jadrá. Un proyecto particular, editado en Ceuta, que conjuga
la sensibilidad de multitud de artistas nacionales. Una
portada que está, pero que podría no haber estado, un
capítulo 8 de ocho páginas exactas, un capítulo once
inexistente, una estructura desordenada, un libro, que por
no tener, no tiene fin. Un caos elegido a lo largo de 135
páginas (o más). Porque la poesía “siempre queda por hacer,
los capítulos se van haciendo, como la trayectoria vital”,
como los ceniceros de barro.
Y es que el espíritu integral de los ‘vándalos’ nace de la
libertad. Un ‘imposible’ con el que “se puede y se debe
aventurar la vida”. Una forma de “compartir” los versos,
sentenció Fuentes. En el ‘Mester de Vandalía’ han tratado de
transmitir “toda” su pasión por las palabras. Un
antimanifiesto en el que su lucha por la paz es un dogma de
fe. Una cruzada en la que la batalla “empieza con los puños
cerrados”, explicó Fuentes.
Todos los nombres
Las cuatro protagonistas recitaron sus pensamientos ante el
auditorio. “Hay amigos que duran lo que una tarjeta SIM”;
“pero no pienses, no procures, teje”; “la sala de espera me
sube la tensión los pacientes las revistas”; “continuamente
sé que va a pasar algo y nunca pasa”. Susurraron, primero en
‘off’, para, después, hacer su ‘trabajo’: trastornar los
intelectos, poesía.
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