En este fermoso país, de momento,
llamado España nadie sabe como va a terminar el asunto. Si
en una nación de naciones, si en diecinueve realidades
nacionales o en diecinueve repúblicas bananeras, cada una
por un lado pero todas, eso sí, chupando de la misma teta,
que para eso de chupar de la misma teta, somos todos
españoles.
En el asunto ese de nación de naciones y, sobre todo, con lo
del Estatut catalán, son muchos los que, dentro del propio
partido socialista no están de acuerdo, como es el nada
sospechoso de sus ideales políticos, Alfonso Guerra, quien
ha declarado que los andaluces no creen que su comunidad sea
una nación, salvo algunos dirigentes políticos.
Estas palabras de, Alfonso Guerra, son de las que se han
pronunciado con mayor sensatez sobre el tema ese de
“nación”. Alfonso ha puesto el dedo en la llaga al decir una
verdad como la catedral de Burgos que eso de “nación·” sólo
es para algunos políticos.
Al pueblo llano, a ese que le duele las espaldas de
trabajar, le importa un bledo que Cataluña sea o deje de ser
una nación. Lo único que desea es mejorar, con el trabajo,
su calidad de vida y la de los suyos.Y ni te cuento, morena
del alma, lo del idioma que se le quiere imponer por la
razón de la fuerza, no por la fuerza de la razón. Basta con
escuchar hablar, a todos aquellos, que son entrevistado, en
cualquier calle de Cataluña respondiendo, siempre, en el más
puro castellano. Ahora, eso sí, sólo hablan en catalán,
todos aquellos políticos a los que se les entrevista. Cosa
que viene a demostrar, de forma palpable, la verdad dicha
por Alfonso Guerra.
Los nacionalismos, nacidos de la mentira del victimismo. Esa
gran mentira que les cuentan a sus hijos, desde su más
tierna edad, de ser victimas de todo lo español cuando,
España,siempre, desde tiempos ancestrales se ha volcado en
ayudar a los catalanes contra todos aquellos, nacionales o
extranjeros han tratado de introducir sus productos en
Cataluña haciendo inviable los productos catalanes. Como de
muestra vale un botón, sea ese botón lo que ocurrió con la
pañería inglesa y donde, una vez más, España aportó todo su
apoyo a la industria catalana y por ende al pueblo catalán.
Por qué no se dejan de cuentos y les dicen la verdad a sus
hijos, sobre la gran mentira del victimismo del que han
hecho gala toda su vida, haciéndoles querer, con la verdad
por delante, a la España que siempre les protegió.
Los nacionalistas, con la implantación de las lenguas
cooficiales, sólo tratan de conseguir afianzar el control de
sus gobernantes sobre el resto de los ciudadanos, a los que
se le impone la lengua de la “nación”, en este caso de la
“nación” catalana, les guste o les deje de gustar que para
estas cosas, el ciudadano de a pie, pinta menos que servidor
en la capilla Sixtina.Deberían salir, esos que tanto gustan
llamar ciudadanos o ciudadanas, y explicarles que de esa
forma van a ser manejados como simples borregos por el grupo
de los que mandan.
Lo que con la llegada de la democracia empezó siendo una
fórmula para recuperar las lenguas de las distintas
comunidades , hoy día se ha convertido, por parte de los
nacionalistas, en un arma para tratar de desterrar el
castellano de sus respectivas comunidades. Cosa que para más
inri va contra la Constitución que nos dimos todos los
españoles.
Los nacionalistas no se paran en barras y si se tienen que
saltar la ley a la torera, se la saltan y punto. No hay más
que hablar, dando lugar al caso tan sangrantes como el
ocurrido a Carmelo González que no encuentra a fórmula para
poder educar, en Cataluña, a su hija en castellano. Manda...
la cosa.
Tal y como está el mundo, sin duda alguna, es necesario más
de un idioma para poder entenderse.
De ahí que al castellano que aprendemos los españoles, en
las escuelas se esten dando clase de otros idiomas como es
el caso del inglés.Dos idiomas que, sin discusión alguna,
dominan muchos cientos de millones en el mundo. Vamos, con
el conocimiento de estos dos idiomas puede recorrer, usted,
el mundo con toda tranquilidad porque, siempre, habrá, en
cualquier parte del mundo, quien hable algunos de esos dos
idiomas, español o inglés.
Hablar, solamente, en catalán, euskera, gallego o valenciano
le va a, usted, reportar menos porvenir, andando por el
mundo, que un mono con vértigo.
Esas lenguas están bien que se aprendan por los nativos de
esas comunidades, pero sin querer apartar el castellano que
debe primar sobre las mismas, si se quieren entender con el
resto de España o con cualquier país extranjero porque sólo
con las lenguas de sus comunidades, no se van a entender más
que con ellos mismos, y con el resto no habrá un dios que
los entiendan.
Hablar sólo las lenguas de sus comunidades, sólo beneficia a
los que manda, para poder manejar al personal como borregos.
¿Quiero qué alguien me diga, en qué beneficia al pueblo el
desconocimiento del castellano?. Escucho hablar al Pérez y
me pregunto: ¿Qué le pasa a la boquita tuya?.
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