El Ministerio Fiscal y la acusación particular solicitan una
pena de 14 años y seis meses de prisión para Y.M.A. por un
delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia
ilícita de armas cometidos en enero de 2005 al tirotear a
dos vehículos policiales en las inmediaciones del polígono
del Tarajal.
Los hechos se remontan al 14 de enero del pasado año cuando
dos zetas de la Policía Local acudieron a la barriada del
Príncipe Felipe para acompañar a los bomberos que habían
sido requeridos para sofocar un conato de incendio en las
naves del Tarajal. Mientras uno de los vehículos policiales
acompañó al camión de bomberos, el otro se quedó en las
proximidades de la curva del Jato como apoyo a la otra
unidad ya que, según relató uno de los agentes en el juicio
celebrado ayer, “es una zona conflictiva en la que hemos
sido objeto de varios apedreamientos”. Una vez finalizada la
intervención, los agentes fueron tiroteados por un individuo
que identificaron como el acusado, Y.M.A., con el que habían
tenido una actuación apenas una semana antes por un
apedreamiento.
Según declararon, en los minutos que duró la intervención de
los bomberos en el Polígono, unos quince, el acusado pasó
varias veces conduciendo un Honda Accord y amenazó a los
agentes haciéndoles un gesto como si les fuera a disparar.
A pesar de que eran las once de la noche en pleno invierno,
los agentes aseguran que pudieron reconocer al acusado
porque la carretera estrecha y el conductor pasaba cerca de
ellos y porque, además, lo conocían de un altercado que se
había producido la semana anterior. “En un primer momento
pensamos que lo que impactaba contra la chapa del coche eran
unas piedras pero, de repente, uno de los proyectiles
atravesó la luna delantera y rozó el chaquetón de mi
compañero, entonces zigzagueé un poco para salir de allí
cuanto antes”, relataba uno de ellos.
Por su parte, el policía herido aseguró que se puso muy
nervioso al comprobar que estaba herido como consecuencia de
los cristales rotos y tanto él como su compañero tuvieron
que ser tratados psicológicamente y estuvieron cuatro meses
de baja por este atentado.
Ninguno de los cuatro agentes implicados tuvo dudas al
señalar al acusado como autor de los disparos “ya que no
había nadie más allí y luego vimos su vehículo vacío y
hallamos una carabina en su interior”, relató uno de ellos
en la sala.
Acusado
En su declaración, Y.M.A., que acudió esposado por estar en
prisión, negó cualquier vinculación con los hechos arguyendo
que en el momento del tiroteo estaba en Marruecos
“recuperándome de la paliza que algunos de estos policías me
dieron una semana antes del tiroteo”. Sin embargo, Y.M.A.
reconoció haber amenazado de palabra a los agentes cuando se
los encontró en los juzgados en los días que transcurrieron
entre el apedreamiento y el posterior tiroteo.
Visto para sentencia
Una vez escuchados los testimonios de los testigos y también
del acusado, tanto la fiscal como la acusación particular y
la defensa expusieron sus argumentos y solicitaron al
tribunal una sentencia acusatoria en los dos primeros casos
y absolutoria en el último de ellos.
La acusación considera que el hallazgo de la carabina
Winchester en el maletero del coche, los informes de
balística que confirman que el calibre del arma hallada y de
los disparos que recibieron los vehículos coinciden y el
hecho de que la documentación del acusado fue encontrada en
el interior del vehículo “haciendo imposible que pudiera
cruzar la frontera sin pasaporte” son motivos suficientes
para, junto a los testimonios de los policías, condenar al
acusado por un delito de homicidio en grado de tentativa,
por un delito de lesiones y por tenencia ilícita de armas a
una pena de 14 años y seis meses.
La defensa solicitó una sentencia absolutoria aunque,
alternativamente, en caso de ser encontrado culpable, pidió
que su defendido fuera condenado por un delito de lesiones a
una pena de tres años y seis meses así como a un año por
tenencia ilícita de armas considerando que no fue una
tentativa de homicidio porque no hubo alevosía.
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