Cuando se ve lo que se está viendo de tantas corruptelas,
prevaricaciones, tráficos de influencias, cohechos y demás
despropósitos en numerosos ayuntamientos de la piel de toro,
podemos darnos, al decir popular, con un canto en los
dientes si contemplamos que en nuestra Ciudad Autónoma
llevamos esta última legislatura, también dicho con acervo
popular, “limpios de polvo y paja”. Y nos referimos, claro
está, a que no tenemos, salvo algunas cuestiones de otro
tipo que no afectan para nada a la gestión económica
municipal que es lo que hoy nos interesa, al comportamiento
dentro del orden establecido de los miembros de nuestro
consistorio. O sea, que la próxima Presidencia de la Ciudad
Autónoma se ganará a través de unas elecciones y, de
momento, no por tramas judiciales o sentencias que anulen o
suspendan un proceso democrático. Tenemos, pues, una
corporación (Asamblea de la Ciudad Autónoma) que, como decía
Fruto Miaja, habrá podido “meter la pata” pero, que sepamos,
no ha habido en todo este período de tiempo ningún cargo
público que se haya aprovechado de su situación para
beneficio propio o que “haya metido la mano”.
Otra cuestión es que para algunos la actividad política,
digna de reconocimiento por parte de la ciudadanía hacia
quienes la ejercen, les sirve para vegetar en un puesto muy
bien retribuido y, además, para favorecer intereses
particulares, familiares, de empresas o, aun sin interés
lucrativo, actuaciones que no pueden considerarse como
delitos porque, por regla general, se realizan todas dentro
de las normas reglamentarias. Todo este proceder, que se
puede enmarcar en el apartado de favoritismo o amiguismo,
desprestigia la imagen de quienes lo realizan y, por ende,
la de la entidad política a la que pertenecen.
Se hace necesario, pues, eso si, una renovación de algunos
cargos, pues cansan quienes han elegido la política como
profesión. Se hace necesario, también, una renovación de
algunos puestos tanto en la Asamblea como en los Parlamentos
Nacionales para que siempre no sean los mismos ya que un
recambio generacional (Ceuta dispone de jóvenes preparados)
vendría a dar sabia nueva y un aire de renovación necesario
en toda empresa que se precie de serlo y más, en la ardua,
delicada e importante tarea que, en beneficio de la
colectividad, se les encomienda a quienes, libremente, se
prestan a asumir un cargo político que se entiende al
servicio de quienes les eligen.
Por lo que se refiere a Juan J. Vivas, se ha dispuesto de un
político que cumple todas las condiciones necesarias para el
desempeño del cargo de Alcalde-Presidente de la Ciudad
Autónoma, como así lo expresó el electorado concediéndole
una amplia mayoría que podría ver renovada aun en dura
competencia, principalmente, con el proyecto casi
consolidado de UDCE (unión política con otros partidos) y
con la baza del PSOE (influencia que pueda emanar de las
acciones del gobierno central) que no cejaran en el empeño
por lo que, creemos, que si el PP, como hemos dicho,
selecciona y renueva su lista con la inclusión de savia
nueva (en definitiva: con candidatos “limpios de polvo y
paja” que en Ceuta se dispone de ellos), podrá optar de
nuevo, no sin las dificultades mencionadas, a la consecución
de la mayoría ya lograda en el anterior proceso electoral de
2003.
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