Un radiante sol recibió a este Primero de Mayo en lo que
suele ser un mal augurio en fechas como estas en las que los
ciudadanos se ven en el brete de elegir entre manifestarse
por sus derechos o disfrutar de un día de playa. Finalmente
hubo más de medio millar de personas que, les honra,
eligieron pedir soluciones a la crisis que atraviesa Ceuta y
exigir a los poderes públicos un plan de reactivación de la
economía ceutí.
Los manifestantes recorrieron el corto trecho de la marcha
en poco menos de una hora, rodeando la Gran Vía desde los
Jardines de África para entrar en la Plaza de la
Constitución desde la Playa de La Ribera, tal vez con la
esperanza de sumar manifestantes entre los bañistas. No hubo
suerte.
La marcha culminó en la Plaza de la Constitución en la que,
todas las pancartas, más de media docena, puestas en
círculo, arroparon a una militante de Comisiones Obreras que
leyó el manifiesto conjunto de ambas centrales sindicales
entre el silencio de los participantes en la marcha y el
asedio de los medios.
Fiesta del trabajador
Era sólo el punto y seguido a un día festivo para los
trabajadores merecedor de ser celebrado como merecen estas
citas: con música, bebida fresca para ahuyentar el calor
primaveral y la paella.
En el Auditorio municipal de La Marina, en los terrenos
ganados al mar esperaba una orquesta dispuesta a animar a
los asistentes por rumbas y merengue pese al sol aplastante
que caía sobre Ceuta. Varios centenares de ciudadanos,
muchos de ellos afiliados a las dos centrales sindicales
convocantes de la manifestación del Primero de Mayo,
soportaban el calor con un plato de paella en una mano y un
refresco helado en la otra, gentileza de UGT y CCOO que
quisieron celebrar la fiesta de los trabajadores como se
merece: con una fiesta.
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